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Dinastía latina: 753 a 617 a.C ( Rómulo, Numa Pompilio, Tulio Hostilio y Anco Marcio)

Rómulo, primer rey de Roma- 753 a C y el rapto de las sabinas

Romulo sería el primer rey del periodo de la Monarquia Romana y el fundador de la Ciudad sobre el monte Palatino. 

No existe ninguna fuente histórica que verifique que este rey existió y mucho menos de que fundara una ciudad de la nada. 

  La leyenda dice que Rómulo fundó la ciudad de Roma con soldados, todos hombres, por lo que se necesitaban mujeres para que se multiplicasen los habitantes y la ciudad creciera. Para solucionar la falta de mujeres organizó unas pruebas deportivas en honor del dios Neptuno, a las que invitó a los pueblos vecinos. Acudieron varios de ellos. Los habitantes de  la Sabinia fueron a Roma con sus mujeres e hijos y precedidos por su rey.

 Comenzó el espectáculo de los juegos y, a una señal, cada romano raptó a una mujer, y luego echaron a los hombres. Los romanos intentaron aplacar a las mujeres convenciéndolas de que sólo lo hicieron porque querían que fuesen sus esposas, y que ellas no podían menos que sentirse orgullosas de pasar a formar parte de un pueblo que había sido elegido por los dioses. Las sabinas pusieron un requisito a la hora de contraer matrimonio: en el hogar, ellas sólo se ocuparían del telar, sin verse obligadas a realizar otros trabajos domésticos, y se erigirían como las que gobernaban en la casa. 

Años más tarde, los sabinos, enfadados por el doble ultraje de traición y de rapto de sus mujeres, atacaron a los romanos, a los que fueron acorralando en el Capitolio. Para lograr penetrar en esta zona, contaron con una romana, Tarpeya, quien les franqueó la entrada a cambio de aquello que llevasen en los brazos, refiriéndose a los brazaletes. Viendo con desprecio la traición de la romana a su propio pueblo, aceptaron el trato, pero, en lugar de darle joyas, la mataron aplastándola con sus pesados escudos. La zona donde, según la leyenda, tuvo lugar tal asesinato, recibió el nombre de Roca Tarpeya, desde la que se arrojaba a los convictos de traición.

Cuando se iban a enfrentar en lo que parecía ser la batalla final, las sabinas se interpusieron entre ambos ejércitos combatientes para que dejasen de matarse porque, razonaron, si ganaban los sabinos perdían a sus padres y hermanos, y si ganaban los romanos perdían a sus maridos e hijos. Las sabinas lograron hacerlos entrar en razón y finalmente se celebró un banquete para festejar la reconciliación. 

El rey de Sabinia Tito Tacio y Rómulo formaron una diarquía en Roma hasta la muerte de Tito.

En cuanto a la labor política de Rómulo, la leyenda cuenta que  seleccionó a 100 de los hombres más nobles para formar el Senado romano como un consejo consultivo para el rey. Estos hombres fueron llamados Padres, Y sus descendientes se convirtieron en el patricios.

 También, bajo el reinado de Rómulo, se estableció la institución de los augures como parte de la religión romana así como la Comitia Curiata. 

Rómulo dividió a la gente de Roma en tres tribus: romanos (ramnes), sabinos (titios) y el resto (luceres).

 Cada tribu elegía a diez coviriae (curias, comunidad de varones), aportando además 100 caballeros y 10 centurias de infantes cada una, conformando así la primera legión de 300 jinetes y 3.000 infantes. Ocasionalmente podía convocarse una segunda legión en caso de urgencia.

 Después de 38 años de reinado, Rómulo había librado numerosas guerras, extendiendo la influencia de Roma por todo el Lacio y otras áreas circundantes. Pronto sería recordado como el primer gran conquistador, así como uno de los hombres más devotos, de la historia de Roma. Después de su muerte a la edad de 54 años, Rómulo fue divinizado como el dios de la guerra Quirino, uno de los tres principales dioses de Roma e imagen divinizada de la ciudad de Roma.



Numa Pompilio, segundo rey de Roma (754-671 a.C.) Las Saturnalia


El segundo  rey de Roma, llamado el Piadoso, nació en la ciudad sabina de Cures hacia el 754 a.C. y murió en Roma en el año 671 a.C.

 Numa Pompilio accedió al trono de Roma tras la muerte de Rómulo y al igual que éste su figura está envuelta en la leyenda. Numa tenía unos cuarenta años cuando se convirtió en rey de Roma (ca. 714 a.C.) y gobernó durante otros cuarenta años (ca. 671 a.C.).

 Tradicionalmente se ha considerado a Numa como el fundador de la religión clásica romana; no obstante, dicha religión se basaba en gran medida en la etrusca y la sabina. 

Así, por ejemplo, es posible que el dios de la guerra sabino, Quirino, se identificase con Rómulo deificado y, a su vez, con Marte, el equivalente dios latino. 

Fuese o no el fundador de la religión romana, lo que si parece cierto es que Numa realizó una organización profunda del clero. Creó un cuerpo de sacerdotes oficial, el colegio de los pontífices y el de las vestales; deificó a Rómulo, eliminó los sacrificios sangrientos, que sustituyó por ofrendas y libaciones; e instituyó las fiestas saturnales o Saturnalia, festividades romanas que se celebraban en honor al dios Saturno. La fiesta se hacía en el Templo de Saturno y el Foro Romano, en donde los asistentes participaban de banquetes, festejos e intercambio de regalos.

La tradición sostiene que fue Numa el que introdujo en Roma el culto a Jano. Estas reformas asentaron las bases de la primitiva religión romana, la cual en años posteriores se enriquecería con la religión griega, con la que llegó a fundirse. De este modo, los dioses romanos fueron identificados con los griegos creándose la denominada mitología grecorromana.

 Además de en el terreno religioso, Numa Pompilio fue un gran reformador en otros ámbitos de la vida cotidiana romana. En este sentido, estableció un nuevo rito de matrimonio y  en su reinado se produjo la división entre días fastos (días festivos) y nefastos (días en los que no estaba permitido administrar justicia ni realizar actos públicos); pero sobre todo, Numa realizó la primera ampliación de la ciudad de Roma, ya que el número de sus habitantes había crecido considerablemente desde los tiempos de Rómulo.

 La leyenda lo describe como rey pacífico, durante cuyo reinado Roma vivió una época de paz y prosperidad que propicio el crecimiento urbano.


Tulio Hostilio, tercer ey de Roma (673 al 642 a.C.): El Juramento de los Horacios


El tercer rey de Roma fue apodado el Belicoso.

 Según relata la tradición (Tito Livio, Ab Urbe Condita), reinó desde el año 673 al 642 a.C. y sucedió en el trono al legendario monarca Numa Pompilio. Su reinado estuvo marcado por el enfrentamiento entre Roma y Alba Longa. 

 Al igual que la de sus dos predecesores, Rómulo y Numa Pompilio, la figura de Tulio Hostilio también está envuelta en un halo de leyenda que hace muy difícil discernir claramente lo auténticamente histórico de lo fabuloso y mitológico de su reinado.

Tulio Hostilio continuó con la expansión de la ciudad de Roma, en concreto, durante su reinado, el monte Celio se incorporó a los límites de la ciudad. Sobre este monte, Tulio Hostilio construyó su nuevo palacio.

 La rápida expansión de Roma, facilitada por su privilegiada situación geográfica a orilla del Tíber, muy beneficiosa para el comercio; provocó los recelos de las demás ciudades del Lacio, sobre todo de Alba Longa, la gran metrópoli de la época.

 Alba Longa Alba Longa estaba situada en los montes Albanos, fundadora y cabeza de la Liga Latina;  (confederación de aproximadamente 30 aldeas y tribus latinas, cercanas a la antigua Roma, organizada para asegurar su mutua defensa)

Conforme a la leyenda, Alba Longa fue fundada por Ascanio, también conocido como Iulus, el hijo del héroe troyano Eneas, treinta años después de la fundación de Lavinium por Eneas. Cronológicamente esto habría sucedido poco después de la destrucción de Troya (que según Eratóstenes habría ocurrido en 1184 a. C.). 

La leyenda explica que de Ascanio surgió una dinastía de reyes de Alba Longa, entre quienes los mejor conocidos son Procas, y sus hijos Numitor y Amulio,  abuelo y tío respectivamente de Romulo y Remo. Amulio decidió derrocar a su hermano Numitor, el legítimo heredero por ser hermano mayor,  y matar a todos sus sobrinos -quienes podían reclamar el trono en un futuro-, con excepción de la única mujer: Rea Silvia, a la que perdonó la vida con la condición de que le rindiera culto a la diosa del hogar Vesta, cuya característica más conocida era mantenerse virgen durante 30 años y, de no ser así, ser enterrada viva. Pero, el dios Marte la violó y de esta unión nacieron los gemelos Rómulo y Remo, nietos del rey legítimo de Alba Longa.

  Como consecuencia del auge del poder de Roma, las dos ciudades entraron en conflicto y, finalmente, bajo el reinado de Tulio Hostilio (a mediados del siglo VII a. C.), una guerra entre ellas fue resuelta por el famoso combate entre los Horacios y los Curiacios.

 Los Horacios romanos, según el Horacio de Pierre Corneille y Tito Livio en Ab Urbe condita libri, eran unos trillizos masculinos destinados a la guerra contra los Curiacios, también trillizos masculinos, para resolver la disputa entre la ciudad de Alba Longa.  

 En 669 a. C. se decició que la disputa entre las dos ciudades debia resolverse mediante una forma de combate inusual por dos grupos de tres campeones cada uno. Los dos grupos son los tres hermanos Horacio y los tres Curiacios. El drama radica en el hecho de que una de las hermanas de los Curiacios, Sabina, está casada con uno de los Horacios, mientras que una de las hermanas de los Horacios, Camila, está prometida a uno de los Curiacios. A pesar de los lazos entre las dos familias, el padre Horacio exhorta a sus hijos a luchar contra los Curiacios, y ellos obedecen, a pesar de los lamentos de las mujeres.

Dos de los Horacios fallecieron nada más comenzar el duelo, mientras que el tercero de ellos quedó ileso; por su parte, los tres Curiacios fueron heridos de gravedad. El Horacio vivo fingió entonces huir y los tres Curiacios salieron en su persecución, con esta treta, el representante de Roma logró dividir a sus rivales y los derrotó uno a uno. Una vez lograda la victoria por Roma, Alba Longa aceptó rendirse y convertirse en su aliada militar.


Según Dionisio de Halicarnaso, los reyes de Alba Longa fueron el nexo directo que unía a Ascanio y Rómulo, el fundador de Roma. Tito Livio nos informa de la existencia de dos reyes más de Alba Longa, que no se encuentran en la lista de Dionisio. Ambos habrían reinado durante la época del rey romano Tulio Hostilio. El nombre del primero de estos reyes fue Cayo Cluilio, que murió durante una guerra contra los romanos. Fue sucedido por Mecio Fufecio, que fue ejecutado por Tulio Hostilio por traición.

 Los romanos, cohesionados por la amenaza etrusca y dirigidos por hábiles caudillos militares, acabaron por suponer una seria amenaza para el resto de las ciudades del Lazio. 

La alianza entre las dos ciudades duró poco (hasta el año 665 a.C.), ya que Alba Longa aprovechó la primera oportunidad que se le presentó para traicionar a Roma. La traición se produjo en el transcurso de una batalla, en la cual el ejército de Alba Longa se negó a participar. Roma, tras obtener la victoria, conquistó y destruyó Alba Longa. Tulio Hostilio trasladó a los habitantes de Alba Longa a Roma, con lo que dobló la población de su reino. 

Tulio Hostilio, partidario de una política de reunificación territorial, acopló a los jefes de Alba Longa en el Senado de Roma (constituido entonces por cien consejeros, elegidos entre los más ancianos de los diversos clanes que constituían el pueblo de Roma), con lo que la unión entre ambos pueblos fue completa. Además del enfrentamiento con Alba Longa, Tulio Hostilio luchó contra los etruscos y los sabinos.

Como sus predecesores, Tulio Hostilio introdujo una serie de reformas e impulsó obras públicas. Edificó la Curia (Curia Hostilia), consolidando y dando cuerpo definitivo a las instituciones del Estado romano. Reformó el sacerdocio de los salios, añadiendo al primitivo Salii Palatini el nuevo Salii Collini; y modificó el derecho consuetudinario.

Según cuenta la tradición, Tulio Hostilio fue fulminado por un rayo lanzado por Júpiter, como castigo a su progresivo abandono del culto de los dioses romanos. Pero lo más probable es que fuera asesinado por su sucesor, Anco Marcio, que prosiguió con la conquista de los pueblos del Lacio por Roma, con lo que ésta siguió aumentando población y preeminencia.


Anco Marcio, Rey de Roma (641-616 a.C.): Institución de la Plebe


Cuarto rey de Roma, apodado el Constructor. Fue elegido por el pueblo, y confirmado por el Senado, en el año 113 de Roma, 641 a.C., tras el corto interregno que siguió a la muerte de Tulio Hostilio. Anco Marcio era sobrino o nieto de Numa y por tanto pertenecía al pueblo de los sabinos.

 Según la tradición romana, Anco Marcio realizó grandes obras públicas, amplió los límites de la ciudad de Roma y fue un gran general victorioso. Pero como en muchos otros casos, en la biografía de Anco Marcio la historia se funde con la leyenda.

Luchó contra varios pueblos de la Italia central, tales como los latinos, los veyos, los sabinos o los volscos. La tradición dicta que los venció a todos y que con los cautivos y derrotados aumentó la población de Roma. El aumento de la población obligó a ampliar las fronteras de la ciudad

Esta nueva población fue asentada en el monte Aventino, con lo que dicho monte se convirtió en la quinta colina de Roma. Los pobladores del Aventino no gozaron de los mismos derechos que el resto de los romano, en realidad no podían ocupar cargos en la Administración ni acceder al Senado. Se constituyeron en una nueva clase social, la plebe.


Los éxitos militares de Anco Marcio, muy puestos en duda por la historiografía, se encontraron con el problema de los etruscos, un pueblo mucho mejor organizado, más desarrollado y militarmente más poderoso que los romanos. Es precisamente por esto por lo que muchos investigadores ponen en duda las pretendidas conquistas militares de Anco Marcio y se inclinan por pensar en alianzas defensivas frente al poder etrusco. Fuera como fuese, lo cierto es que sólo la desunión de las ciudades etruscas evitó que Roma fuese conquistada y permitió que la ciudad del Tíber se desarrollara.

En lo referente a las obras públicas, construyó varios templos, entre ellos uno dedicado a Júpiter. También se le atribuye el puente sublicio, sobre el Tíber; el acueducto Aqua Marcia, las fortificaciones del monte Janículo, la construcción de una cárcel y el puerto de Ostia. La apertura de Ostia permitió a Roma participar en el comercio entre Sicilia y Cartago. Puso en explotación las salinas cercanas a Roma, lo que le permitió distribuir sal entre el pueblo.


 Anco Marcio también realizó algunas reformas sociales, por ejemplo, impulsó el culto a las divinidades romanas, además, distinguió entre delitos públicos y privados.

Tras veinticuatro años de reinado falleció en Roma y fue sustituido por Lucio Tarquino Prisco. Pese a que la historiografía romana nunca aceptó un período de dominación etrusca de la ciudad, lo cierto es que Tarquino Prisco era etrusco. La mitología romana trató de disfrazar este hecho, convirtiendo al nuevo rey en un refugiado griego que emigró a Etruria y que contrajo matrimonio con una mujer etrusca, pero esto no parece muy probable.


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