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La evolución

 
En ese planeta formado hace millones de años acompañado casi desde el principio por su satélite, surgió hace doscientos treinta mil años el primer ser de nuestra especie, los sapiens.  Hubo otras especies humanas que desaparecieron.  Alguna de ellas pudieron ser mucho más inteligentes pero pudieron carecer de  las conexiones cerebrales que permitían la fantasía. Hubiésemos tenido un mundo sin mitos o religiones, y sin poemas a la Luna. No hubiese sido mejor ni peor, hubiese sido otro mundo. 

  Pero fue bajo la Luna de Etiopia, en la zona de Abdis Abeba, donde una pequeña criatura bajó de los árboles y se lanzó al espacio abierto de las sabanas, a explorar el mundo. La curiosidad y la inquietud ha sido nuestra bendición y nuestra condena. 

   Vamos a hacer un pequeño paseo por ese fascinante recorrido desde que un primate comenzó a andar erguido hasta que ocho millones de esos primates colonizaron todo el planeta y crearon armas que podían exterminarlos a todos en unas horas.

 La llamaron Lucy, pero  ella no sabía que era Lucy. 


No tenía nombre y no podía ni remotamente sospechar que un día un grupo de sapiens encontrarían sus huesos y la haría famosa. 

 Ella era solo el resultado de generaciones de esfuerzos que le habían permitido andar sobre sus dos piernas y enderezar su espalda.

Erguida con su hijo en brazos, Lucy no pesaba más de treinta kilogramos y apenas medía un metro, pero avanzaba en medio de un sol hiriente, en el corazón de África. Era muy frágil. Cualquier depredador pudo terminar con ella y su hijo de un zarpazo.

 Pero Lucy  tenía que sobrevivir, que avanzar porque ella procedía de un  millon de años de evolución, un millón de años desde que los primeros homínidos dejaron las ramas de los árboles y el bosque protector para lanzarse a la aventura  dejando atrás a sus parientes los primates.

   Lucy caminaba hacia un cerebro más grande con complicadas interconexiones celulares, hacia la primera piedra que rozada con otra creó una flecha, hacia el fuego, hacia el curtido de pieles, hacia la construcción de asentamientos estables, hacia la domesticación de los animales, la agricultura, la escritura, las ciudades, las guerras, el amor y los sueños.  

 Tenía muchos motivos para no desfallecer. Tenía que ver en la lejanía un pequeño grupo de australopithecus y acercarse a ellos para que todo empezara.

  Nos gusta contarlo como un cuento. Nos gusta que se llame Lucy, porque la sentimos más cercana, porque reconocemos su lucha, pero no fue un cuento. 

 La pequeña australopithecus, que vivió en África hace tres millones doscientos mil años murió probablemente al caer de un árbol  y sabemos que extendió el brazo para tratar de amortiguar la caída.  Fue el precio a pagar por haber abandonado los árboles. Por ser medio bípeda y medio arborícola, por haber perdido destrezas para poder avanzar por la sabana a buscar a los otros australophitecus que iban a inicar el fascinante camino de la evolución humana.

 Aunque hoy no se considera como nuestra ancestra directa sino esa prima muy lejana que eligió sacar sus huesos a la superficie mientras los Beatles cantaban Lucy in the sky with diamonds, sabemos que se cayó y que se fracturó el hombro izquierdo, el tobillo derecho, la rodilla izquierda, la pelvis y una costilla. 

 Lucy acabó pagando su falta de habilidad en los árboles, pero otras Lucys llegaron a otros lugares. Nuestra historia desde que abandonamos a nuestros familiares primates se puede contar nombrando huesos y restos líticos o contando cuentos. 

Ambos, la ciencia y la literatura deben ir unidas para poder no solo entender, sino empatizar con aquellas criaturas.  

   Lucy existió y se mató al caer de un árbol, pero antes de ella hubo muchas Lucys y después de ella muchás más hasta que una de ellas, se llamó Eva, nuestra Eva mitocondrial, africana y morena.


 Vamos a adentrarnos en esta fantástica aventura la que nos llevó a ser sapiens,  a crear herramientas y libros, palacios y abrigos de armiño, poesía y bombas atómicas.

  ¿Qué nos hace humanos? La pregunta puede ser respondida desde la filosofía, y nos adentraría en un universo maravilloso lleno de preguntas que al responderse abren la puerta a otras preguntas, un abismo dentro de otro abismo; pero si lo miramos a nivel biológico hay ciertas características físicas que solo compartimos los sapiens y que la evolución con todas sus adaptaciones y mutaciones han llevado a ser quienes somos hoy con nuestras diferencias y similitudes.

    Compartimos el 99 por ciento de nuestro ADN con los monos, nuestros parientes lejanos. 

 Aunque esto hoy es todavía discutido  por algunos conspiracionistas o fanáticos religiosos,   que es aceptado como una verdad científica, durante muchos años 

  El descubrimiento y comprensión de los procesos de la evolución es uno de los logros más importantes de la historia de la ciencia. 

La evolución explica satisfactoriamente la diversidad de la vida en la Tierra, y ha sido corroborada repetidamente por medio de la observación y la experimentación en un amplio espectro de disciplinas científicas. 

  Pero durante muchos siglos los humanos creyeron que habían sido creados por dioses o un solo dios, y estas teorías estaban tan arraigadas que incluso sus defensores se convirtieron en jueces supremos de otras teorías a las que condenaron por falsas o herejes. Cuando tuvieron que enfrentarse a realidades como la existencia de fósiles de dinosaurios argumentaron la teoría catastrófica o de creaciones sucesivas.

  Filósofos como Aristóteles o Platón hablaron de generación espontánea tras haber dejado atrás a los presocráticos que andaban mejor orientados en la búsqueda de nuestro origen en el agua, el fuego, el aire y el eterno movimientos.

 Pero con la contínua evolución de las ciencias las explicaciones sobre el origen, no solo del ser humano, sino de todos los seres vivos, y de La Tierra misma, se fueron acercando más a explicaciones más racionales basadas en argumentos demostrables.

 Así en el siglo XIX el naturalista francés  Jean-Baptiste Lamarck en su libro Filosofía zoológica de 1809 planteó por primera vez en la  historia una teoría del origen evolucionista antecesora fundamental de la que propuso luego Charles Darwin en 1859.

Lamarck selaló que las especies de seres vivos no eran inmutables, ni parecían haber sido creadas espontáneamente, como se afirmaba en su época, sino que probablemente habían evolucionado “por tanteos y sucesivamente” a partir de formas de vida mucho más simples.
 Para explicar esta transformación proponía la existencia de un mecanismo (que hoy en día la biología considera imposible), y que suponía la capacidad de los seres vivos de trasladar a sus herederos las características adquiridas al adaptarse a nuevos entornos.
Recordemos que en esa época no se conocía como hoy la existencia y el funcionamiento de los genes. Tampoco se conocía el principio de la Barrera de Weismann, que establece que la información genética va de los genes a las células y no al revés, o sea, que los seres vivos no pueden editar a voluntad su código genético.

Y a raíz de este último principio, el Lamarckismo se consideró erróneo y fue desechado a comienzos del siglo XX. Posteriormente, sin embargo, fue recuperado y reevaluado por nuevas corrientes científicas que aspiran a demostrar que sus principios eran correctos.

La Teoría de Lamarck se conoció como “Transformismo”. Se apoyó sobre todo en la existencia comprobable de especies extintas en el estrato geológico, cuyas semejanzas estructurales con formas de vida contemporáneas eran notorias, y a pesar de los errores ya demostrados su teoría fue importantísima porque en un contexto sumamente hostil a cualquier teoría que desechase la intervención divina en la creación.  En ese sentido, fue incluso más revolucionarias que las del propio Darwin, quien se fundamentó en los trabajos de Erasmo y del propio Lamarck.

De hecho, en la época de Lamarck las ciencias naturales se contentaban con la descripción de los seres vivos. La aparición de su Filosofía zoológica marcó un punto de cambio que dio como resultado la aparición de la biología moderna.

Darwinismo

 Luego vendría el libro El origen de las especies de Charles Darwin, cuyas teorías fueron perfeccionadas por científicos posteriores, donde se propone que la vida evoluciona en base a cambios lentos y a la presión de la selección natural 

Russel Wallace, de modo independiente, llegó a las mismas conclusiones que Darwin. Aunque la fama se la ha llevado Darwin, ambos presentaron conjuntamente sus conclusiones a la Sociedad Linneana de Londres, el 1 de julio de 1858.

  La teoría de la evolución de las especies por selección natural o darwinismo puede resumirse en estos puntos:

1.-Existencia de variabilidad heredable. Los individuos de una misma especie tienen pequeñas diferencias o variaciones entre ellos, como la coloración, el tamaño, habilidad para obtener alimento, etc. Estas características se pueden transmitir a la descendencia. La selección natural actúa sobre esta variabilidad de los individuos de una población.

2.-Descendencia con modificación. Los individuos descendientes no son iguales que los progenitores, puesto que heredan las características de ambos progenitores y los descendientes son distintos a ellos.

3.- Reprodución diferencial. Los organismos tienen a reproducirse teniendo el mayor número de descendientes posible, según los recursos del medio. Se establece una lucha por la supervivencia, compitiendo con los individuos de la misma población por los recursos. Aquellos organismos que tengan caracteres más ventajosos podrán sobrevivir mejor y tener más probabilidad de que estos caracteres se transmitan a su descendencia. Por tanto, algunos organismos tienen más éxito que otros. Los individuos con caracteres menos favorables para un determinado ambiente tendrán más dificultades para vivir y tener descendencia.

4.- La especie cambia. Si las condiciones del medio se mantienen, las variaciones favorables serán cada vez más abundantes, ya que se transmiten de generación en generación. Las variaciones menos favorables tendrán menos éxito reproductivo y será más difícil que tengan descendencia, y por tanto, esa variación irá desapareciendo. De este modo, la especie cambia de forma continua y gradual.

Hay que tener en cuenta que, cuando Darwin y Wallace expusieron su teoría, no conocían los trabajos de Mendel sobre la herencia de los caracteres. Por eso no pudieron explicar ni por qué existía esa variedad de individuos ni por qué había unos rasgos que se heredaban

Neodarwinismo o Teoría sintética de la evolución

La teoría más aceptada actualmente es la Teoría sintética de la evolución o Neodarwinismo, basada en el Darwinismo pero, aplicando los conocimientos actuales de genética, lo que permite explicar la variabilidad de individuos de una especie y cómo se heredan esos caracteres de un individuo a sus progenitores.
 Ahora sabemos que los seres vivos son diferentes porque también lo es el ADN de sus células. 
Las células reproductoras (gametos) transmiten a la descendencia los caracteres de ambos progenitores, siendo todos distintos entre sí.

Además de la reproducción sexual, otra de las causas de la variabilidad genética son las mutaciones. Son alteraciones que se producen al azar en el ADN de las células que se transmiten a la descendencia cuando se producen en el ADN de las células reproductoras. Estas mutaciones pueden ser beneficiosas, neutras o perjudiciales. Si la mutación es favorable, esa característica permite que el individuo tenga más facilidad para sobrevivir y tener descendencia, y que esta característica se transmita a sus descendientes. En cambio, si la mutación le supone estar peor adaptado para vivir en las condiciones del ambiente, acabará por desaparecer, puesto que los individuos que la porten tendrán mayores problemas para sobrevivir y más dificultades para tener descendencia a la que poder transmitir esa alteración.

La teoría sintética o neodarwinismo se basa en estos principios:

1.- Los caracteres adquiridos no se heredan. Igual que Darwin, niegan lo que afirmaba Lamarck.
Las variaciones geneticas que existen entre individuos se deben a las mutaciones y a la combinación aleatoria de genes en la reproducción sexual.

2.- La selección natural actúa sobre los individuos de una población, haciendo que la población evolucione adaptándose a las condiciones ambientales.

3.- La evolución de una población es un proceso gradual, en el que se van acumulando las pequeñas variaciones que se producen en el ADN de los individuos de una población. Cuando, llegado un momento, las diferencias de genes sean tan grandes se podrá generar una nueva especie. Los individuos de esta nueva especie no se podrá reproducir con los individuos de la especie original.

Aunque esta teoría es la más aceptada actualmente, hay otras teorías que creen que no es del todo acertada.


Teoría del equilibrio puntuado o puntualismo o equilibrio intermitente

Cuando se estudia el registro fósil, los paleóntologos ponían en duda el gradualismo que afirma la teoría sintética de la evolución. Si el gradualismo fuera cierto, debería haber multitud de fósiles con características intermedias entre una especie y otra, mostrando un cambio lento y continuo en la evolución. Pero en muchos casos, desaparece de repente una especie y aparece otra.

Según algunos paleontólogos, como Stephen Jay Gould, creen que es más acertada la teoría del equilibrio puntuado o intermitente (1972). Según esta teoría, las especies están mucho tiempo sin ningún cambio o con cambios poco importantes (periodos de tiempo llamados estasis), pero en determinados momentos, algunas especies tienen periodos de cambio muy rápido.

No hay que confundir el puntualismo con el saltacionismo. El saltacionismo postula que aparecen nuevas especies en una sola generación, y el puntualismo no está a favor de eso.

El puntualismo no niega el neodarwinismo, sino que propone una explicación para los casos en los que se produce una rápida diversificación de especies.



Teoría neutralista o neutralismo

El biólogo japonés Motoo Kimura, en 1968 propuso la teoría neutralista, en la que trató de ajustar la teoría sintética de la evolución a los nuevos conocimientos de la biología molecular. 
Kimura cree que la mayor parte de las mutaciones no son beneficiosas ni perjudiciales, son neutras. Por tanto, la selección natural no influye sobre las mutaciones.

Aunque no niega la importancia de la selección natural en la evolución adaptativa, cree que es más importante la deriva genética de los mutantes. Es decir, el que haya más o menos alelos en una población depende del azar, en forma de deriva genética, no de la presión selectiva.


La teoría neutralista habla de un nivel molecular, ya que a nivel macroscópico sigue afirmando que la selección natural es el motor evolutivo.


Teoría del gen egoísta

La teoría del gen egoísta es similar a la neodarwinista, pero establece que la unidad evolutiva fundamental es el gen, en lugar del individuo. Se produce una competencia entre genes, no individuos, y la evolución tiene como finalidad el aumentar la frecuencia de unos determinados genes sobre otros dentro de la población.

 A pesar de que aún siguen en pie, incluso en universidades, debates sobre creacionismo y evolucionismo, lo cierto es que la evolución está certificada por pruebas 
La evolución biológica es admitida, actualmente, como un hecho fuera de toda duda. 
La evolución es uno de los procesos más importantes que afectan a los seres vivos, aunque es muy lento y no se puede apreciar directamente sobre unos seres vivos determinados, ya que tarda miles o millones de años en manifestarse.
Existen muchas evidencias que demuestran que la evolución biológica es un hecho incuestionable. Las pruebas de la evolución son de distintos tipos:

Pruebas anatómicas de la evolución.
 Las pruebas anatómicas están basadas en la comparación de la anatomía de distintas especies, tanto su estructura como su función. Se distinguen tres tipos de órganos que apoyan el proceso evolutivo:
Órganos homólogos.
Órganos análogos.
Órganos vestigiales.
Órganos homólogos son aquellos que tienen la misma o parecida estructura interna, pero pueden estar adaptados a funciones muy distintas. 
Su semejanza confirma que proceden de un antecesor común.
Por ejemplo, las extremidades anteriores de los vertebrados, como el brazo humano, la aleta de un delfín, o el ala de un ave son órganos homólogos, con estructura semejante, pero distinta función. Tendrían una antepasado común, pero por evolución divergente, los organismos se adaptaron al medio en el que vivían.
Órganos análogos
 Los órganos análogos son aquellos que tienen una estructura distinta, aunque tengan forma y función similares. Son especies evolutivamente muy separadas pero que se han adaptado al mismo medio, por lo que han desarrollado órganos análogos que han tenido éxito en ese medio.
Por ejemplo, las alas de una mosca y las de un ave son órganos análogos. Ambas alas sirven para volar, aunque no tienen un alto grado de parentesco. Son similares porque las dos han evolucionado adaptándose al vuelo. En este caso, se da evolución convergente y los seres vivos repiten los diseños que han tenido éxito.
Órganos vestigiales
 Los órganos vestigiales están presentes en los seres vivos pero no se usan. Son órganos atrofiados, no funcionales, pero que sí eran funcionales en sus antepasados. La función original de ese órgano se ha perdido con la evolución. Los humanos tenemos algunos de estos órganos vestigiales, como el apéndice, el cóccix (coxis, el resto de la cola perdida), las muelas del juicio, la plica semilunaris (resto de la membrana nictitante o tercer párpado de otros animales), la carne de gallina (para levantar el pelo y parecer más grandes para amedrentar a los enemigos), o el pezón en los hombres.

Pruebas embriológicas 

 Las pruebas embriológicas están basadas en el estudio comparado del desarrollo embrionario de distintos seres vivos. Las primeras etapas del desarrollo embrionario de diferentes vertebrados son muy similares, lo que indica que provienen de un antepasado común. A medida que se desarrollan los embriones, se van diferenciando. Las especies más emparentadas tienen más fases semejantes de desarrollo embrionario.

Los embriones de vertebrados tan distintos como peces, aves, tortugas, humanos, etc., son similares, con cola y hendiduras branquiales, aunque después sólo los peces desarrollan las branquias. 
El resto se va diferenciando según avanza su desarrollo.
 El estudio de los embriones de los distintos vertebrados aportan información sobre el desarrollo evolutivo de estas especies, ya que son iguales en las primeras fases de desarrollo. Conforme avanza el desarrollo embrionario, el embrión de cada especie se va diferenciando, siendo más parecidos cuanto mayor sea el grado de parentesco de las especies.

Haeckel resumió esta teoría con la famosa frase "La ontogenia recapitula la filogenia"

Pruebas paleontológicas

Aunque muchas veces el registro fósil está incompleto, bien porque no se fosilizaron, no se han conservado, o porque aún no se han encontrado, en algunos casos sí se ha podido reconstruir su filogenia. Es decir, series completas, ordenadas de especies más antiguas a más modernas.

Estudiando los fósiles se puede observar cómo unas especies se han transformando en otras. Incluso se puede reconstruir cómo se fueron adaptando a las nuevas condiciones ambientales del medio.
Algunos fósiles, los fósiles transicionales, son formas intermedias entre dos grupos de seres vivos. Por ejemplo el Archaeopterys tiene características típicas de los reptiles (cola y dientes) y de las aves (plumas), lo que demostraría que las aves actuales evolucionaron a partir de algunos reptiles.

Pruebas biogeográficas 

Es frecuente encontrar especies más o menos parecidas, con alto grado de parentesco, que viven en lugares que están relacionados entre sí por su cercanía o características. Por ejemplo, en unas islas donde cada especie se ha adaptado a las condiciones concretas de cada isla. Todas estas especies provienen de un antecesor común, pero al irse adaptando a las condiciones de cada lugar fueron evolucionando y originando especies distintas.
 Algunas de estas pruebas biogeográficas son: En las islas Galápagos, Darwin descubrió quince especies de pinzones diferentes pero muy emparentadas. Todas estas especies tienen el mismo tamaño (de 10 a 20 cm), pero se diferencian en la forma y tamaño del pico. Cada tipo de pico está adaptado a la distinta fuente de alimento que predomina en cada isla y a la que se han adaptado.

Algunas grandes aves corredoras, como el ñandú suramericano, el avestruz africano y el emú australiano son bastante parecidas, a pesar de encontrarse a grandes distancias. Esto se explica porque tenían un antecesor común que vivía en el hemisferio sur de un supercontinente. Cuando se fragmentó, las distintas aves evolucionaron de forma independiente.
Australia, separado del resto de los continentes hace unos 70 millones de años, tiene una fauna y flora muy distinta. Los mamíferos marsupiales como el canguro y el koala, sólo se encuentran aquí. Los mamíferos con placenta sólo aparecieron cuando fueron introducidos por los humanos. 
Esto explica que los mamíferos placentarios aparecieron en los otros continentes después de que Australia se hubiera separado de ellos
Los placentados sustituyeron a los marsupiales por tener un sistema reproductivo más eficaz. Resumiendo, las pruebas biogeográficas de la evolución están basadas en la distribución geográfica de las especies. Cuando los organismos viven juntos evolucionan del mismo modo, pero cuando algunas poblaciones quedan aisladas, evolucionan de distinta forma hacia especies diferentes.

Pruebas bioquímicas

 Las pruebas bioquímicas se basan en la comparación de los distintos organismos a nivel molecular. Comparando moléculas como el ADN y proteínas se puede calcular el grado de parentesco entre dos especies distintas. Cuando mayor sea el parentesco, más coincidencias tendrán sus moléculas.

Por ejemplo, el ADN del chimpancé sólo se diferencia en 1,8 % del ADN de los humanos, lo que indica que ambas especies tienen un grado de parentesco muy cercano.

Los cambios que nos convirtieron en humanos

Nosotros, los humanos, junto con el resto de animales, pertenecemos al reino Metazoos. Todos hemos llegado a ser como somos en la actualidad a través de los mismos procesos biológicos y evolutivos.
Los cambios ambientales que se han producido en el medio, las mutaciones, y la selección natural hicieron que algunas poblaciones de primates se fueran transformando hasta dar lugar a los homínidos. Los humanos somos  homínidos evolucionados (la evolución carece de contenido moral ). A todo este largo proceso de evolución que se ha producido hasta que han surgido los humanos modernos se le llama hominización.
 La hominización se produjo como consecuencia de un cambio ambiental en la zona oriental de África. La escasez de lluvia hizo desaparecer muchos árboles y la vegetación se redujo hasta la sabana existente en la actualidad. Los primates, de los que surgió el hombre, tuvieron que adaptarse al ambiente cálido y seco.

Los primeros homínidos aparecieron hace aproximadamente cinco millones de años. Los homínidos se caracterizan por tener una posición erguida.


Bipedismo
El bipedismo o bipedestación es la capacidad para andar sobre las dos extremidades inferiores, sin apoyar las palmas de las manos ni los nudillos, adquiriendo una posición erguida.
 El bipedismo pudo surgir cuando algunos grupos de primates, por un cambio  en el clima producido hace unos 15 millones de años que hizo desaparecer muchos árboles, tuvieron que abandonar su vida arbórea.
El tener una posición erguida les permitía localizar presas y depredadores, ya que podían ver con más facilidad a su alrededor. Además, al no usar las manos, las podían utilizar para otros fines.

El bipedismo llevó asociados otros cambios morfológicos en el esqueleto y la musculatura:
La columna vertebral deja de ser recta a tomar forma de "S". Así soporta mejor la postura erguida y mantiene el centro de gravedad sobre la cintura y que los pies soporten el peso
El bipedismo genera mucha tensión en la columna vertebral, por lo que no es raro que tengamos dolor de espalda.

Estrechamiento del canal pélvico, lo cual dificulta el parto en las mujeres. El parto humano es más doloroso que el del resto de primates, el tiempo de gestación se alarga y la necesidad de vivir en sociedad para cuidar a criaturas que nacen prematuras son la clave de la socialización de los homínidos.


Acortamiento de las extremidades superiores, que dejan de tener función locomotora.

Modificación del cráneo para adaptarse a la posición erguida
El orificio del cráneo por donde pasa la médula espinal, el foramen magnun, se va desplazando hasta la base del cráneo. El cráneo pasa de estar insertado en la columna por su parte trasera a hacerlo por su parte inferior. Gracias a este cambio en la inserción de la columna vertebral en el cráneo se produjeron cambios en la laringe que han permitido desarrollar las cuerdas vocales y tenemos la capacidad de hablar. El lenguaje permitió la coordinación de grupos y la transmisión de conocimientos, permitiendo la evolución cultural y el pensamiento simbólico.

La aparición de un pulgar oponible permite agarrar y manipular objetos.
Los pies se hacen menos flexibles, con la planta arqueada para distribuir el peso de una forma más uniforme. El pulgar es más ancho y no oponible al resto de los dedos, ya que sólo se utiliza para andar.

Ventajas del bipedismo

A pesar de que el ser bípedo suponga una gran tensión en la columna vertebral y el estrechamiento del canal pélvico, el bipedismo tiene más ventajas que desventajas, como por ejemplo: Permite dejar las manos libres, ya que no se emplean para desplazarse, por lo que las pueden utilizar para coger objetos.
Al tener los ojos a más altura, pueden ver el horizonte por encima de la vegetación para encontrar presas o huir de los depredadores.
El desplazamiento bípedo es más lento que el cuadrúpedo, pero como consume menos energía le permite recorrer grandes distancias. Como hace falta menos energía para sobrevivir, necesitan menos esfuerzo para alimentarse.

La visión binocular o visión estereoscópica es la capacidad que tiene el ser humano para integrar dos imágenes en una sola. El cerebro percibe las señales luminosas que provienen de ambos ojos a través de los impulsos nerviosos. Una vez dentro, se fusionan y se interpretan, enviando una respuesta única y en tres dimensiones. La capacidad de ver los objetos en tres dimensiones y no como planos unido a la liberación de la mano pudo hacer que los homínicos creasen objetos, son la base de  toda la industria primitiva.

 Aumento de la capacidad craneal.

Los australopithecus tenían una capacidad craneal de unos 500 cm3, que aumentó con el proceso de hominización hasta los 1000 cm3 del Homo antecessor, 1500 cm3 del Homo neanderthalensis, o los humanos actuales que tienen entre 1200 y 1850 cm3 de capacidad craneal.
Desarrollo del cerebro. Le permite fabricar herramientas, entre otras muchas cosas.

Cambios en la forma del cráneo.
La mandíbula se hace menos saliente, y los arcos superciliares menos marcados. 
El hueso frontal se hace más vertical, apareciendo la característica frente humana. 
Estos cambios hicieron que el craneo fuera más ligero y que aumentara su tamaño.

El vello corporal desapareció casi totalmente pues al posición bípeda hacía que el cuerpo no estuviese expuesto al sol, quedando únicamente en el cabello de la cabeza y en el vello que aparece como caracteres sexuales secundarios a partir de la pubertad en algunas partes del cuerpo.

Nuestros ancestros sufrieron un proceso de perdida de pelo corporal que nos convirtió en el único mono desnudo del planeta. Sin embargo, somos también el único mono que cubre sus partes púdicas con una ostentosa y casi excesiva mata de grueso vello.El vello púbico crece en zonas donde están presentes las glándulas sudoríparas de la clase apocrina. También crece para evitar la fricción por rozamiento de la piel cuando caminamos y para evitar infecciones. 

Cambios en la dentición, que se adapta a una alimentación omnívora. Se reduce el número de dientes de 36 a 32 dientes actuales. Los caninos (colmillos) se hacen más pequeños, similares al resto de dientes. Los premolares y molares también disminuyen su tamaño.


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