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RELIGION ETRUSCA. TAGES Y VEGOIA

En los cuatro temas anteriores nos hemos acercado al pueblo etrusco, al lugar geográfico donde desarrollaron su civilización - la Italia Central-, a las discusiones sobre su origen autóctono o de pueblos que emigraron de Anatolia; a su papel como potencia martítima en el Tirreno y a la caída de este poder ante la competencia de griegos y fenicios y luego cartagineses. Hemos visto los siglos de su hegemonía continenal, sus tres famosos reyes de la dinastía de los Tarquinios y su caida en manos de la poderosa Roma. Hemos visto su industria, sus relaciones sociales, sus costumbres.


Dado que la escritura etrusca no ha sido descifrada y que no nos han dejado literatura donde podamos conocer de primera mano su historia, quien nos ha contado todo de ellos han sido las fuentes escritas externas, especialmente griegos y romanos; y las excavaciones arqueológicas, de donde ha emergido el tesoro artístico que guardaban sus tumbas.

Su cuidado de la vida de ultratumba, reflejado en las tumbas excavadas, nos ha dejado una gran información de sus creencias religiosas y de su visión del ser humano ante la muerte.


La religión era algo esencial para el pueblo etrusco como lo fue en los pueblos antiguos, en donde su función era de explicación de la realidad y de respuesta a las grandes preguntas del ser humano ante la muerte. 

 

Tages, el Niño Divino

 La religión etrusca era muy diferente de las de los pueblos que la rodeaban, griego y latino, ya que se trata de una religión revelada por un fabuloso personaje, Tages, que había surgido un día del surco abierto por un labrador de la ciudad de Tarquinia en la tierra que araba.

Tages tenía apariencia de niño, pero la sabiduría de un anciano, y habría enseñado al pueblo que acudió a escucharle los principios de la disciplina etrusca, que pusieron por escrito, según el relato conservado por Cicerón.

 El Niño Divino marca con su aparición el inicio de una época religiosa e histórica nueva. Targes se apareció al etrusco Tarchum- probablemente de los Tarquinios- mientras estaba arando los campos al pie de las colinas donde se encontraba el santuario del Ara de la Reina, delante de la ciudad de Tarquinia. Salió de la tierra y comenzó a hablar con sabiduría.

La noticia se extendió por todos los pueblos etruscos y los lucumoni, sacerdotes, comenzaron a transcribir las palabras del  Niño que dijo llamarse Tages. 

 Las sentencias de Tages eran reglas y preceptos que formaron los libros Tagéticos. Estos libros eran cuatro conocidos como: Haruspicinos, Fulgurales, Rituales y Aqueronticos.

 El Niño era consideraod el mensajero del mundo terrestre y subterráneo de los dioses Aita y Fersipnas en donde fluía el río Aqueronte.

 Tages  era hijo de la Madre Tierra, Fuf Tarchum,  quien lo encontro entres sus terrones   y nieto de Tinia, el dios del cielo y su presencia entre los humanos fue breve. Una vez comunicada su sabiduría sobre las artes de los arúspices, adivinar el futuro en las entrañas de los animales, la cual fue transcrita por los sacerdotes, Tages se marchó.

  Las artes adivinatorias etruscas serían trasmitidas a los romanos y traducidas a la lengua latina

Los preceptos dados por Tages contenían las normas religiosas que debían seguir. Las normas era instrucciones para que los hombres comprendieran los mensajes de los dioses mediante el estudio de signos físicos y la interpretación de fenómenos trerrestres descritos en los libros Tagéticos.

Los fenómenos que los hombres debía saber e interpretar eran

Extra. Examen de las vísceras de animales sacrificados. El corazón, las tripas y el hígado- considerado este último como sede de la vida- eran las vísceras que contenían las indicaciones de la voluntad de los dioses.  La etimologia de la palabra ar- higado y spicio - mirar  indicaba que los aruspices eran especialistas en mirar el hígado para adivinar las palabras de los dioses.

Monstra. Prodigios de todo tipo

Fulgura. Interpretación de los rayos

 En los libros que el Divino Niño dio a Tarchun estaban las instrucciones para poder leer los prodigios, y eran los mismos que se conocían en Mesopotamia desde el III milenio a.C en la gran civilización Sumeria

  La adivinación etrusca estaba íntomamente ligada a los influjos de las estrellas como se puede ver en el Higado aruspicino, en el que está representado el cielo de Etruria del Sur en el que en el 1350 aC resplancedía la constelaciónd e Cassiopea en cuyo centro estaba la estrella más resplandeciente; la segunda estrella más brillante a la que los etruscos llamaban Catha o Kautha era la represetación de la diosa solar femenina, es decir, la luna. 

 Es en este tiempo que Tages se le apareció  a Tarchun, que en realidad es el poderoso rey de las doce ciudades de Etruria, y es a él a quien el niño divino le transfiere sus habilidades adivinatorias para que pueda continuar expandiendo la supremacía etrusca en la península itálica. 

El mítico encuentro entre Tages y Tarchun revela que fueron los dioses quienes dieron a los hombres los medios para comprender sus mensajes. Los sacerdotes como los humanos que solo podían leer esos libros Tageticos se hicieron especialistas en lectura de vísceras, lectura que fue el motivo de la apertura de escuelas aurispicinas donde se enseñaba el arte a los aspirantes a sacerdotes.

Cuando los Tarquinios se mudaron a Roma, llevaron consigo su religión y los Libros Tagéticos usados para comprender la disciplina etrusca, como era llamada la interpretación de los signos y acontecimientos  de los cuales se sacaban indicaciones para las decisiones sobre la vida de las personas.  Releyendo el mito de la fundación de Roma, queda claro que los arúspices ya llevaban algún tiempo ejerciendo allí su arte. 

Entre los gemelos Rómulo y Remo, para decidir quién sería el primer gobernante y el que fundaría la ciudad, se buscó una señal divina que indicara cuál de los dos sería el rey. Reinaría quien viera el mayor número de pájaros volando sobre el cerro elegido, el Palatino para Rómulo y el Aventino para Remo.

 

 Pájaros, pajaritos, pajarracos



 Se dice que los griegos asimilaron al pequeño con el dios Hermes Ctonio.  En Éfeso, Tages es llamado Gení filius nepos Jovis y enseña disciplina etrusca a los doce pueblos de Etruria.

 

Ninfa Vegoia 

 
Otros autores antiguos atribuyen parte de esta revelación a la ninfa Vegoia quien habría enseñado los preceptos relativos a la interpretación de los rayos, conservados en los Libros Vegoici ,a partir de Augusto, en el templo de Apolo Palatino, junto a recopilaciones atribuidas a adivinos latinos, tales como a los hermanos Macio y a los Libros Sibilinos. De acuerdo con los gromatici, agrimensores romanos, las reglas de su especialidad habrían sido dictadas asimismo por la ninfa a un toscano llamado Aruns Veltimnus.
Paolo Codazzi Autore - NINFA VEGOIA Vegoia (in etrusco Vecu) è una ninfa  (lasa) della mitologia etrusca, raffigurata come una giovane donna alata  che tiene in mano una spiga di grano, alla


Vegoia era una sibila, profeta o ninfa, parte del gran complejo de los libros sagrados que detallan los métodos religiosamente correctos de fundar ciudades y santuarios, drenar campos, formulando leyes y ordenanzas, midiendo el espacio y dividiendo el tiempo, iniciando al pueblo etrusco en las artes, originando las reglas y rituales de la marcación de tierras y presidiendo la observancia, el respeto y la preservación de las fronteras. 

Vegoia también se conoce como Vecu, Vecui y Vecuvia, así como Vegoe, y su nombre también se da como Begoe o Bigois.

El sistema religioso etrusco sigue siendo en su mayor parte oscuro. Al haber pocos documentos bilingües comparables a la piedra de Rosetta que podrían facilitar la traducción, el idioma etrusco se comprende poco. Por lo tanto, los documentos etruscos antiguos existentes de los siglos VIII, VII y VI a. C. que revelarían sus conceptos religiosos, no informan mucho. Además, durante el período posterior del siglo V al I a.C., la civilización etrusca absorbió en gran medida elementos de la civilización griega y, finalmente, se diluyó en la mezcla cultural grecorromana con sus poderosos vecinos romanos. 

 Por último, si bien los etruscos formalizaron sus conceptos y prácticas religiosas en una serie de "libros sagrados", la mayoría ya no existen y se conocen solo a través de comentarios o citas de autores romanos de finales del siglo I,  y, por lo tanto, pueden ser parciales.

Los etruscos han establecido dos figuras mitológicas para presidir la redacción de sus libros sagrados: Vegoia, y el mencionado Tages, la monstruosa figura infantil dotada del conocimiento y la presciencia de un antiguo sabio

La figura de Vegoia se difumina casi por completo en las brumas del pasado. Se la conoce principalmente por las tradiciones de la ciudad etrusca de Chiusi (latín: Clusium; etrusca: Clevsin; Umbría: Camars) (ahora en la provincia de Siena). 

Las revelaciones de la profetisa Vegoia son designadas como Libri Vegoici que incluían

Los Libri Fulgurales 

Parte de los Libri Rituales , especialmente los Libri Fatales .

Apenas se la designa como “ninfa” y como autora de los Libri Fulgurales , [que dan las claves para interpretar el significado de los relámpagos enviados por las deidades utilizando una cartografía del cielo que, a modo de división de propiedad y asignación de uso, se atribuye a Vegoia. 

 Su asignación de sectores del horizonte a varias deidades tiene un paralelo en el microcosmos que se interpreta utilizando el hígado de un animal sacrificado. 

Las divisiones sagradas también parecen tener una correspondencia en la medida y división de la tierra que, desde los mismos albores de la historia etrusca, obedecía a las reglas religiosas. 

 Sus dictados enseñaron los métodos correctos para medir el espacio 

Vegoia también fue representada como señora de la observación de estas reglas, ser mantenida bajo la amenaza de un dolor espantoso o maldición.  Por lo tanto, se estableció como el poder que preside la propiedad de la tierra y los derechos de propiedad de la tierra, las leyes y los contratos (a diferencia de las leyes de contratos comerciales).

También se indica que estableció las leyes relativas a las obras hidráulicas  lo que tiene una relación especial con el agua "domesticada".

Este imponente sistema de "revelación" y "textos sagrados" dejó una huella significativa en los pueblos vecinos en cursiva. 

 Existe amplia evidencia de que la cultura etrusca ha penetrado fuertemente en las comunidades menos avanzadas de sus vecinos latinos y sabinos

 . Por ejemplo, el alfabeto etrusco que se derivó del griego está sólidamente establecido como inspirador del alfabeto latino. 

 Los principios y reglas arquitectónicas del sistema numérico decimal etrusco, igualmente, se reconocen como el origen del romano que es una versión simplificada del etrusco

 De manera similar se derivan los símbolos del poder supremo ; la estructura del calendario en Roma ("itis" o "itus", la noción etrusca para la mitad del mes lunar, ha dado los idus romanos ; la palabra etrusca para calendario, Kalendae , ha dado calendae , el primer día del mes); y el etrusco Craeci es la fuente de la palabra "griegos" cuando esas personas se identificaron como helenos ; etc.  ).

Si bien la religión romana tiene una base escrita muy pequeña, no obstante, tenían un conjunto muy abstruso de textos conocidos como los Libros Sibilinos que estaban bajo el control exclusivo de figuras religiosas especiales, los duumviri (entonces decemviri ). Se recurrió a los libros únicamente en tiempos de crisis final. La devolución de estos "libros sagrados" a los romanos a través de una escena rocambolesca, se atribuyó al etrusco, Tarquinius Superbus , el último de los legendarios reyes de Roma. De ahí su relación con Vegoia.


Asimismo, se puede sospechar que la leyenda de Egeria está relacionada con Vegoia. Egeria es el nombre de la ninfa que inspiró al segundo rey legendario de Roma, Numa Pompilius (en latín, "numen" designa "la voluntad expresada de una deidad"),  que sucedió a su fundador, Rómulo, cuando ella le dictó él las reglas que establecieron el marco original de leyes y rituales de Roma que también están asociados con los "libros sagrados".

 La ninfa Egeria dictando a Numa las leyes de Roma - Colección - Museo  Nacional del Prado

 

Se dice que Numa escribió las enseñanzas de Egeria en "libros sagrados" que hizo que lo enterraran con él. Según Plutarco , cuando un accidente fortuito los sacó a la luz unos 500 años después, el Senado romano consideró que los libros eran inapropiados para su divulgación a la gente y ordenaron que los libros fueran destruidos. Lo que hacía "inapropiados" estos libros sagrados era ciertamente de naturaleza "política", pero precisamente lo que era, no lo había transmitido Valerio Antias , la fuente que utilizaba Plutarco . Sin embargo, los libros sagrados fueron la fuente utilizada para interpretar los abstrusos presagios de las deidades 

 . Los libros sagrados también se asociaron con agua beneficiosa, que también se habría relacionado con Vegoia.


A diferencia de las religiones griega o romana, donde el protagonista era siempre el hombre, la religión etrusca se caracteriza por una anulación de la personalidad humana que las otras no tenían y que los romanos resolvían con una relación sobre todo jurídica.

 
Las fuentes para el conocimiento de la religión etrusca son de dos clases:

  Fuentes Directas, como la venda de la momia de Zagreb, la teja de Capua, algunos objetos escritos, como el hígado de Piacenza y monumentos figurados, como restos de templos o tumbas, pinturas, esculturas o espejos decorados.

  Las fuentes indirectas son las noticias conservadas en las obras de los escritores antiguos griegos y latinos de época imperial y postclásica.

  Entre ellos destacan las Tablas Iguvinas llamadas así porque se descubrieron en el año 1444 en Gubbio, la antigua Iguvium, bajo las ruinas de un templo de Júpiter. Eran siete, y están grabadas en bronce, cinco en caracteres etruscos y dos en caracteres latinos. 

 El texto epigráfico parece datar del siglo IV a.C., una época en la que Iguvium era aún independiente, por lo que no puede pensarse que el ritual tenga influencias romanas. Contiene prescripciones relativas a la lustración oficial del territorio y, en particular, de la colina Fisienna, que era el observatorio augural de la ciudad. Esta lustración, que corresponde a la amburbium y los ambarvalia de Roma, comportaba una serie de procesiones y sacrificios sucesivos, ofrecidos en diferentes puntos de territorio.

 La ceremonia era dirigida, en nombre del Estado, por el presidente o el procurador (arsfertur) de una comunidad religiosa de doce hermanos Attidios, análoga a la de los hermanos Arvales romanos.
 

 Tabla Iguvinas

Las instrucciones del ritual se dirigen al augur asistente, que debe guiar al procurador en todos los detalles de esta complicada operación. Como los auspicios eran signos imperativos, es decir, obtenidos por petición, hay que estipular de antemano con los dioses cuáles son los signos esperados.
Comienza la ceremonia, dice el ritual al augur,

  «por la observación de los pájaros, el cuervo y la lechuza a la derecha, los pájaros carpinteros, macho y hembra, a la izquierda» (Este persclo aveis aseriater enetu: parfa curnase dersva, peiqu peica merstu).  

 

 Las palabras que designan esta orientación no han podido ser traducidas de forma satisfactoria. El ritural iguvino declara expresamente que si al terminar la ceremonia se dan cuenta de que falta algún requisito, se debe comenzar de nuevo. 

 
La disciplina etrusca: Los Libros Sagrados

La ciencia religiosa etrusca o disciplina etrusca comprendía a la vez una doctrina teórica y unos preceptos prácticos y se contenía en libros sagrados divididos en tres series. 

 
Libri rituales

Son los más extensos y contienen bastantes más cosas de las que su título da a entender, ya que trataban de las prescripciones relativas a la fundación de ciudades, la consagración de altares y templos, la inviolabilidad de los recintos, todo lo concerniente a la guerra y la paz y la división de la existencia del pueblo en saeculam.
Los libri rituales debían comprender también los libri acheruntici, correspondientes a los libros de los muertos entre los egipcios y los ostentaria, serie de estudios acerca de los difuntos prodigios susceptibles de aparecer en la tierra y cuyo análisis preciso permite descubrir su origen y sentido. La obra en conjunto formaba una doctrina muy compleja que sólo sacerdotes instruidos y especializados podían interpretar y poner en práctica. Esta era la ciencia de los arúspices, quienes ocuparon en la historia de Etruria un lugar privilegiado, ya que parece haber sido ejercida por la aristocracia, no sólo por los hombres sino también por las mujeres, como Tanaquil, mujer de Tarquinio el Antiguo y la legendaria Begoia o Bagoia, transmitiéndose por tradición oral, teniendo los padres el honor de formar a sus hijos. Aunque el arte augural no se negaba a clases inferiores e incluso a extranjeros, como el sabino Attus Navius, augur incomparable.
Pintura de Una de las tumba de Ruvo 

 
Libri fulgurales


Los libri fulgurales trataban de la interpretación del trueno y los relámpagos. Y cada dios tenía a su disposición distintos rayos. Había once tipos de rayos y nueve dioses tenían el poder de lanzarlos. Así, Júpiter-Tinia, sólo o con ayuda de sus consejeros, lanzaba tres clases de rayos, benignos o más o menos devastadores. El primero lo mandaba a modo de advertencia, el segundo era peligroso y lo arrojaba sólo siguiendo el consejo de los doce dioses que eran sus consejeros y se abstenía de lanzar el tercero mientras no hubiese consultado a las divinidades consideradas como superiores. Otros ocho dioses arrojaban los suyos. 

 El bizantino Johannes Lydus nos ha transmitido un calendario brontoscópico traducido del etrusco hacia fines de la República romana, que explicaba la significación de todos los truenos para cada día del año. Y según Plinio los toscanos habían dividido el cielo en dieciséis secciones, a fin de observar el cielo, sobre la base de los puntos cardinales. Posiblemente se identificaba al dios que era responsable de su envío teniendo en cuenta el punto de partida del rayo y el punto terrestre que alcanzaba. Esta ciencia de los relámpagos tiene al parecer un lejano origen babilónico y recuerda los modelos en terracota que se conocen en el Próximo Oriente. 

 
Libri haruspicini

Los Libri haruspicini abarcaban la experiencia adquirida por los etruscos en la observación de las entrañas de las víctimas.
Este arte adivinatorio estaba tan reconocido que el Senado romano apelaba a ellos cuando se tenía noticas de prodigios difíciles de interpretar.
El examen del hígado de las víctimas (o hepotoscopia) está representado en los espejos etruscos. Y se conoce un modelo de hígado de carnero de bronce, que tiene su parte convexa dividida en 44 secciones o casillas, cada una con el nombre de uno o dos dioses. Orientado según los puntos cardinales, es una imagen del cielo etrusco, con la indicación del lugar que en él ocupa cada divinidad. Se trata de un objeto tardío, ya que al parecer es del siglo III a.C. Una raya divide la parte convexa en dos lóbulos, uno de los cuales ostenta la inscripción usils, el sol, el otro lleva el nombre tivr, la luna. 

 
Los dioses etruscos 

 
Dios Laran

El principal lugar en el Panteón etrusco lo ocupaba Tinia, que era el omnipotente amo del rayo, cuyo nombre aparece cuatro veces en el hígado de Piacenza. Se equipara con el Zeus griego y al Júpiter romano, aunque sin confundirse jamás con ninguno de los dos.

 
Junto con Uni-Juno y Mnerva-Minerva formaba la Triada capital del Panteón etrusco, introducida en Roma por los reyes etruscos, dedicándose el templo tripartito de Júpiter Capitalino en el año 509 a.C., estando decorado posiblemente por el célebre artista Vulca, de Veyes y su escuela.

 
Se ha supuesto la existencia en Etruria de una triada infernal o ctónica, correspondiente a la triada celeste. La hipótesis se apoya sobre la existencia en Marzabotto, cerca de Bolonia, de dos santuarios tripartitos de los cuales uno, próximo a un mundus, pozo que comunica el mundo terrestre con el mundo inferior, se habría dedicado quizás a una triada de esta índole.

 
Una divinidad muy importante en el panteón etrusco fue Vertumnus, dios originario de Volsinia, acogido más tarde por Roma, según la narración de Propercio, que vio su estatua y que le dirigió las siguientes palabras:
«Toscano de cepa toscana, no me pasa haber abandonado, en el curso de las guerras, mi hogar de Volsinios» .
Fufluns equivale al Dioniso griego, al Liber latino y su figura fue muy popular en Etruria, a juzgar por la cantidad de obras artísticas en las que se le figura.
Otros dioses etruscos fueron Sethlan, dios del fuego, adorado en Perusa, Voltumna, en cuyo santuario se reunía la confederación de ciudades etruscas, 

 Turms es el homólogo del Hermes griego y el Mercurio romano, con características de dios ctonio y guía de las almas hacía el más allá, además de dios del comercio, que fue adorado en Arezzo y cuyo nombre como Mirqurios aparece en un espejo etrusco de época tardía.
El dios etrusco Maris es el Marte romano, el Ares griego, cuya leyenda se difundió por Etruria, convirtiéndose en el amante de Turan-Venus, cuyo nombre se ha relacionado con una raíz prehelénica de la cual vendría el nombre de tyrannos. Ella es la señora, la regidora, cuya figura evoca la de la Afrodita griega.

  También se representa en los espejos etruscos la pareja de Apolo y Artemis, que aparecen con los nombres Aplu, Apulu, Aplum y Artemes, Aritimi, Artumi;

  Herclé era el Hércules etrusco, que tuvo gran importancia, 

 Velchans homólogo de Hefasto y de Vulcano, 

  Satre-Saturno, eran dioses de características similares, pero aún más sangriento el etrusco que el romano, ya que exigía sacrificios sangrientos.
Pero junto a estos dioses principales destaca en la mitología etrusca la proliferación de semi-dioses y potencias demoníacas, genios y espíritus de ultratumba a los que se conoce por las continuas representaciones en las tumbas y sarcófagos, que desvelan la concepción etrusca sobre el Más Allá. 


 

Higado de Piacenza


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