A mediados del siglo IV a.C., Roma empezó a expandirse más allá de su pequeña ciudad-Estado para llegar a controlar una gran parte de la Italia central.
La expansión de la ciudad de Roma y su creciente riqueza precisaba de una historia heróica que justificara su papel en el mundo.
Autores grecorromanos como Ennio, Timeo de Taormina, Fabio Pictor, Ático, Catón o Polibio aportaron su propia versión acerca de la fecha de la fundación de Roma como ciudad.
Sin embargo, fue la propuesta de Varrón (s. I a.C.), fijada en el 21 de abril del año 753 a.C., la que tuvo más aceptación y ha pasado a la historia como la fecha tradicional de la fundación de Roma por parte de Rómulo y Remo, los sucesores del troyano Eneas.
Eneas fue un héroe griego que desempeñó un papel importante en la guerra de Troya, junto a su primo Héctor ( príncipe troyano encargado de la defensa de la ciudad frente a las hostilidades de los aqueos y que murió a manos de Aquiles) Hector era hijo del rey de Priamo y hermano de Paris, el joven enamarado de Helena la esposa de Menelao, rey de la Esparta micénica.
Según Homero, Afrodita, diosa del amor y la belleza, fue castigada por Zeus quien hizo que se enamorara de Anquises.
La historia de amor entre Afrodita y Anquises tiene, como casi todos los mitos griegos, varias versiones. Una de ellas dice que Afrodita había aprendido a dominar con su belleza la mente del mismísimo Zeus para conseguir sus deseos. Zeus fue consciente de sus intentos y decidió pagarle con la misma moneda haciendo que se enamorara de Anquises.
Al haberse acostadoc con un mortal (algo que estaba prohibido para los dioses), Afrodita sintió tal vergüenza que le hizo prometer silencio a su amante para no quedar en evidencia
La versión más extendida del mito cuenta que Anquises se encontraba pastoreando a su ganado en el monte Ida. Afrodita lo vio y se enamoró de él al instante. Acudió entonces a acicalarse y vestirse con las mejores telas para presentarse ante él con forma de mujer mortal. Al principio, Anquises se sorprendió de la belleza y la riqueza de su ropa, pero la diosa logró convencerle de que era una simple mortal.Tras mantener relaciones sexuales durante más de una semana, Afrodita decidió revelar su verdadera identidad. Anquises palideció al comprobar que sus sospechas eran ciertas y quiso huir, pues había escuchado historias de hombre torturados hasta la muerte por acercarse en exceso a un dios. Al ver su reacción, Afrodita le prometió que si ambos mantenían en secreto lo sucedido estaría siempre fuera de peligro y bajo su protección.
La diosa tuvo un hijo de Anquises, Eneas, quien fue adoptado por las ninfas del monte Ida hasta que creció lo suficiente como para vivir con su padre. El mito cuenta que el príncipe troyano llevó a su primogénito a casa de su cuñado Alcátoo, donde fue instruido por el centauro Quirón.
El nombre de Eneas deriva del adjetivo griego "ainon", que significa "terrible pena". Nadie sabe exactamente por qué Afrodita dio este nombre a su hijo
En versiones alternativas de la historia, Anquises se jactó públicamente de acostarse con Afrodita hasta que Zeus le golpeó en el pie con un rayo, provocando su cojera. En otras versiones, Anquises era un príncipe de Troya y primo de Príamo, el rey troyano. Esto significa que era el primo de los hijos de Príamo, Héctor, y de su hermano París el príncipe que inició la guerra de Troya.
Eneas se casó con Creusa, hija del rey Príamo de Troya y de Hécabe, y juntos tuvieron un hijo llamado Ascanio, que creció hasta convertirse en el legendario rey de Alba Longa, una antigua ciudad latina.
Hay muchas descripciones sobre el carácter y la apariencia de Eneas. Según la obra de Virgilio Eneida Se dice que era un hombre fuerte y guapo. Algunas fuentes lo describen como un personaje fornido, cortés, piadoso, prudente, de pelo rubio y encantador, mientras que otras dicen que era bajo y gordo, con la frente calva, ojos grises, piel clara y buena nariz.
En la obra de Homero la Iliada Eneas fue un personaje menor que sirvió como lugarteniente de Héctor. También lideró a los dardanos, que eran aliados de los troyanos. Cuando la ciudad de Troya cayó en manos del ejército griego, Eneas intentó luchar contra los griegos con los últimos troyanos que quedaban. Lucharon con valentía y, cuando su rey Príamo fue asesinado por Pirro, Eneas decidió que estaba dispuesto a morir en combate por su ciudad y su rey. Sin embargo,su madre Afrodita apareció y le recordó que tenía una familia que cuidar y le pidió que abandonara Troya para protegerla.
Durante la guerra de Troya, Eneas fue ayudado por Poseidón el dios de los mares, que lo salvó cuando fue atacado por Aquiles Se dice que Poseidón le dijo que estaba destinado a sobrevivir a la caída de su ciudad y a convertirse en el nuevo rey de Troya.
Con la ayuda de su madre y el sol dios Apolo Eneas huyó de Troya, llevando a su padre lisiado a la espalda y a su hijo de la mano. Su esposa Creusa le siguió de cerca, pero Eneas era demasiado rápido para ella y se quedó atrás. Cuando estuvieron a salvo fuera de Troya, Creusa ya no estaba con ellos.
Eneas regresó a la ciudad en llamas para buscar a su esposa, pero en lugar de encontrarla, se encontró con su fantasma, al que se le había permitido regresar del reino de Hades para que pudiera hablar con su marido. Creusa le informó de que se enfrentaría a muchos peligros en el futuro y le pidió que cuidara de su hijo. También informó a Eneas de que debía viajar a una tierra en el oeste, donde el río fluía el rio Tiber.
Según Virgilio Eneas fue uno de los pocos troyanos que sobrevivieron a la guerra y no fueron forzados a la esclavitud. Junto con un grupo de hombres que llegaron a ser conocidos como los "Enéadas", partió hacia Italia. Después de buscar un nuevo hogar durante seis largos años, se establecieron en Cartago. Aquí, Eneas conoció a Dido, la hermosa reina de Cartago ( Elisa la hermana del rey de Tiro que escapó de la venganza de su hermano y se estableció en Túnez donde fundó Cártago que tantos dolores de cabeza iba a dar al Imperio Romano)
La reina Dido había oído hablar de la guerra de Troya e invitó a Eneas y a sus hombres a un banquete en su palacio. Allí Eneas conoció a la bella reina y le contó los últimos acontecimientos de la guerra que habían llevado a la caída de Troya. Dido quedó fascinada por la historia del héroe troyano y pronto se enamoró de él. La pareja era inseparable y planeaba casarse.
Antes de que pudieran hacerlo,Sin embargo, Eneas tuvo que abandonar Cartago.
Algunas fuentes dicen que los dioses le dijeron a Eneas que viajara a Italia, donde iba a cumplir su destino, mientras que otras dicen que recibió un mensaje de su madre diciéndole que abandonara Cartago. Eneas abandonó Cartago y Dido quedó desconsolada.
Lanzó una maldición sobre todos los descendientes de los troyanos y luego se suicidó subiendo a una pira funeraria y apuñalándose con una daga.
Sin embargo, Dido no estaba destinada a morir y yacía en la pira funeraria con dolor. Zeus vio el sufrimiento de la reina y se apiadó de ella. Envió a Iris, la diosa mensajera, para que cortara un mechón de pelo de Dido y lo llevara al inframundo, lo que provocaría su muerte. Iris hizo lo que se le dijo y cuando Dido finalmente falleció se encendió la pira funeraria bajo ella.
Con su tripulación, Eneas viajó a Italia, donde fueron acogidos por el rey latino Latinus, que les permitió establecerse en la ciudad del Lacio, donde estaba el rey Latino, quien trató a Eneas y a los demás troyanos como sus invitados.
Pero fue informado de la profecía sobre su hija Lavinia y Eneas. Según la profecía, Lavinia se casaría con Eneas en lugar del hombre al que estaba prometida: Turno, el rey de Rutuli.
Enfurecido, Turno emprendió la guerra contra Eneas y sus troyanos, pero finalmente fue derrotado. Eneas se casó entonces con Lavinia y sus descendientes, Rómulo y Remo, fundaron la ciudad de Roma en la tierra que antes era el Lacio. La profecía se había hecho realidad.
Según algunos relatos, fue Eneas quien fundó la ciudad de Roma y la llamó "Lavinio", en honor a su esposa.
En una versión alternativa de la historia, el cuerpo de Eneas no se encontró después de la batalla y, a partir de ese momento, fue adorado como un dios local. Dionisio de Halicarnaso afirma que pudo ahogarse en el río Númico y que se construyó allí un santuario en su memoria.
Entre los romanos circulaba la leyenda del troyano Eneas desde el siglo VI a.C., cuya versión canónica está en la Eneida de Virgilio (siglo I a.C.). Para ello, en los últimos siglos se habían inspirado en la civilización griega para adoptar una leyenda fundacional que pudieran compartir con aquella civilización repleta de historia, mitos, riqueza a influencia.
Según Dionisio de Halicarnaso, Eneas murió en una batalla contra los rútulos. Después de su muerte, su madre Afrodita pidió a Zeus que lo hiciera inmortal, a lo que Zeus accedió. Numicus, el dios del río, limpió todas las partes mortales de Eneas y Afrodita ungió a su hijo con néctar y ambrosía, convirtiéndolo en un dios. Eneas fue reconocido más tarde como el dios del cielo italiano conocido como "Júpiter"
A la muerte de Eneas, su hijo Ascanio habría fundado una nueva ciudad, Alba Longa, que se convirtió en la capital del Lacio y en la sede de poder donde tendría lugar la leyenda de Rómulo y Remo.
A la hora de construir la mitología sobre la fundación de Roma, los romanos tuvieron que resolver un problema cronológico sobrevenido: los más de 400 años que separaban las vidas de Eneas (siglo XII a.C.) y de Rómulo y Remo (siglo VIII a.C.).
En el siglo I a.C. se alcanzó una cierta coherencia al inventar la Dinastía Albana, una lista de los reyes que habían sucedido a Ascanio como gobernadores de Alba Longa y que llegaba directamente hasta los gemelos. Así se justificaba que Rómulo y Remo fueran descendientes directos de Eneas.
La leyenda de Rómulo y Remo comienza antes de su nacimiento. Según la tradición canónica, el último rey de la Dinastía Albana de Alba Longa, Amulio, destronó a su hermano Numitor y mató al hijo de éste para hacerse con el poder.
Asimismo, obligó a su sobrina Rhea Silvia a entrar en el colegio sacerdotal de las vestales, lo cual le aseguraba que, por la obligación de mantenerse puras, no tendría descendencia que pudiera disputarle el poder.
Aun así, esta precaución falló porque Rhea Silvia quedó embarazada del dios Marte y acabó dando a luz a dos gemelos, Rómulo y Remo.
Tan pronto como nacieron, Amulio ordenó a sus sirvientes que ahogaran a los bebés en el río Tíber, pero éstos, sintiéndose incapaces, los abandonaron en una cesta en la orilla. Al crecer el cauce del río, las aguas arrastraron suavemente la cesta y la depositaron al pie del monte Palatino, en un lugar cercano a una cueva.
Atraída por el llanto de los niños, de la cueva salió una loba que se les acercó y les ofreció sus mamas para que se alimentasen. Transcurridos unos días, los recién nacidos fueron encontrados por una pareja de pastores llamados Faustulo y Acca Larentia, que acabaron criándolos como si fueran sus propios hijos.
Hasta que cumplieron dieciocho años, los gemelos crecieron en el bosque como simples pastores, viviendo una vida sencilla y alejada de la civilización. Con la mayoría de edad, descubrieron la verdad sobre su origen, por lo que ejecutaron un plan para matar a Amulio, liberar a su madre del sacerdocio y devolver el trono a su abuelo Numitor.
Una vez que la paz llegó a Alba Longa, los gemelos la abandonaron para fundar una nueva ciudad en el lugar en el que habían sido amamantados por la loba.
Para decidir cuál de los dos hermanos actuaría como fundador de la ciudad, un 21 de abril del año 753 a.C. consultaron a los dioses buscando presagios en las aves. Colocados Rómulo en la colina del Palatino y Remo en la colina del Aventino, el conflicto no tardó mucho en surgir.
Remo había sido el primero en divisar las aves, pero inmediatamente después a Rómulo le sobrevolaron una gran cantidad, por lo que empezaron a pelear acerca de lo que debía prevalecer, si la prontitud o el número. En medio de la disputa, Remo se burló de la línea sagrada que su hermano estaba trazando en el Palatino, por lo que éste acabó matándolo. De este modo, Rómulo se convirtió en el gobernante único del lugar que adoptaría su nombre.
En la actualidad, ningún historiador serio toma el contenido de estas leyendas como algo verdadero. Con toda seguridad podemos afirmar que Rómulo y Remo no existieron y que Roma no fue fundada el 21 de abril del 753 a.C.
Por el contrario, la fundación de Roma fue el resultado de un proceso de unificación de pueblos, y no la consecuencia de las acciones de una sola persona en un momento determinado.
Muy pocas ciudades en todo el mundo han sido fundadas de golpe y por un solo individuo. De hecho, la mayoría de estas leyendas fundacionales son invenciones de ciudadanos que vivieron muchos siglos después de los inicios de las ciudades en las que vivían. No podemos olvidar que hasta cerca del 700 a.C. no se desarrolló la escritura en Italia, por lo que tampoco podía haber documentos conservados ni archivos. De esta manera, no hay ninguna fuente primaria que los escritores romanos pudieran consultar para escribir y recopilar las leyendas sobre la fundación de Roma que nos han llegado hasta nuestros días. Afortunadamente, las investigaciones arqueológicas de hoy en día nos han dado a conocer cuál fue el verdadero origen histórico de Roma.
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