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Dinastía etrusca: Dinastía etrusca: 616-509 a.C . Tarquinio Prisco, Servio Tulio y Tarquinio el Soberbio



Un siglo después de su fundación, el primitivo núcleo de pastores había ido creciendo hasta convertirse en una ciudad digna de tenerse en cuenta. A los cuatro primeros reyes, originarios de Roma, les sucedieron tres monarcas etruscos, de la poderosa familia de los Tarquinios. Por contraste con sus rústicos predecesores latinos y sabinos, los reyes etruscos provenían de una cultura mucho más avanzada, y mostraron a los romanos las ventajas del comercio y la industria.


Tarquinio Prisco, quinto rey de Roma (656-578 a.C.).m m

Lucio Tarquino Prisco, conocido también como Tarquino el Antiguo o Lucumón en sus orígenes, es el  primer rey de origen etrusco. Reinó durante  treinta y ocho años.

 Es el primer rey cuya existencia está sustentada por pruebas arqueológicas.  

Su padre, Demaratatos, era un exiliado de origen griego de la ciudad de Corinto que se estableció en la ciudad etrusca de Tarquinia, de ahí su nombre posterior. Su matrimonio con la etrusca Tanaquil lo convirtió en un hombre cercano a los centros de poder a su llegada a Roma. 

 Cuenta la leyenda que una vez llegado a Roma junto a su mujer Tanaquil, paseaban por el Janículo cuando un águila descendió del cielo y le quitó el sombrero para al poco tiempo volvérselo a poner en su cabeza. Su mujer Tanaquil familiarizada con la interpretación de signos premonitorios le auguró un futuro lleno de privilegios y de grandezas. 

En Roma se cambió el nombre por el de Tarquino Prisco y su riquezas e influencia hicieron, pese a ser extranjero, que llegara a convertirse en tutor de los hijos del rey Anco Marcio. Ganada la confianza de una buena parte de la nobleza y del propio rey esperó a la muerte de éste para urdir la trama que lo convertiría en el quinto monarca de Roma. Se dice que a la Muerte de Anco Marcio, Tarquino Prisco se mostró favorable a que se convocasen con la mayor celeridad posible los comicios y se designara un rey. Un tiempo antes de la reunión se encargó de alejar a los hijos de Anco Marcio de la ciudad de Roma con el pretexto de una cacería. De este modo pudo reclamar para sí mismo el derecho al trono convenciendo a los ciudadanos de la ciudad de su idoneidad

Dionisio y Tito Livio presentan versiones concordantes de los hechos. Lucio (Lucumón) Tarquino sería hijo de Demarato, un ciudadano corintio que se refugia en la ciudad etrusca Tarquines huyendo de ciertas revueltas políticas. Puesto que Lucumón no alcanzaba una posición de prestigio en la ciudad de Tarquines debido al origen extranjero de su padre, a sugerencia de su mujer Tanaquil -Gaya Cecilia-, decide emigrar a Roma. Tarquino Prisco se desplaza seguido de toda su gens a Roma y Anco Marcio le asigna tribu, curia y un lote de tierra, lo que concuerda con la llegada de una nueva gens a la ciudad. 

 LLega a ser tutor de los hijos del rey Anco Marcio y, al fallecer éste, se hace con el poder. En la versión de Cicerón y Livio, por votación del pueblo, mientras que sólo en la versión de Dionisio tienen lugar el interregno, la votación del pueblo y nombramiento del Senado.

Gobernó durante muchos años, venció a los latinos, a los sabinos y a los etruscos. De estos últimos obtuvo los símbolos del imperium; hizo los primeros intentos de desecar el foro, creó las tabernas en el mismo, estableció el circo máximo, aumentó el número de vestales y otras obras urbanísticas de importancia y finalmente fue asesinado por dos sicarios contratados por los herederos de Anco Marcio que esperaban recuperar el trono. Sin embargo, sus asesinos fueron burlados por su viuda Tanaquil y terminó por sucederlo Servio Tullio, un rey nacional romano.

Es difícil saber cuánto de verdad existe en este relato.

En primer término, está la existencia misma de una dinastía de reyes en Roma conocidos bajo el nombre de tarquinos. Que la Roma primitiva fuese una monarquía parece seguro por diversos factores, no sólo por la tradición unánime de la historiografía antigua, sino también por el calendario antiguo y por la existencia de un rex sacrorum entre los sacerdocios romanos e incluso por cierta evidencia arqueológica, como la lapis nigra Respecto a la posibilidad que alguna de las dinastías que gobernaron Roma bajo el sistema monárquico tuviese efectivamente el nombre de tarquina, es también un hecho que ha encontrado apoyo arqueológico.

 Se trata de la tumba François de Vulci, descubierta en 1857. Ahí aparece pintada una escena que tiene por protagonista a un Cneve Tarxunies rumax (Gneus Tarchinus Rumach o el Romano). Si ha de identificarse con este Gneo Tarquino con algún rey intermedio entre Prisco (fundador de la dinastía) y el Soberbio (último rey romano) o no es un asunto secundario, comparado con el hecho que esta tumba confirma la existencia de la dinastía.

 En cuanto a su llegada y la manera exacta en que se hace con el trono, parece, hoy por hoy, innegable el hecho que las sociedades etrusca y latina de los siglos VII y VI a.C. eran sumamente porosas en cuanto a inmigración se refiere.  En la ciudad de Orvieto, por ejemplo, para el siglo VI a.C. se ha encontrado que sólo un sesenta por ciento de los nombres de las tumbas son etruscos, mientras que el cuarenta por ciento restante corresponde a itálicos de diverso origen. En Caerese encontró la inscripción de un Kalatur Phapenas (Calator Fabius), de fines del siglo VII, esto es, de un latino miembro de una gens conocida, los Fabios. Incluso hay testimonio de inmigrantes griegos en la zona, como es el caso de Rutile Hipucrates (griego Hipokrates con nomen latino de Rutilio) en un túmulo tarquinense.

  Pero los orígenes griegos de los tarquinos parecen un subterfugio para resaltar la helenidad de los romanos, propósito expreso de Dionisio, aunque no exclusivo de él, aunque la existencia de pobladores corintios en Etruria no es discutida.

Lo que nos interesa resaltar mayormente es que existían fuertes lazos de migración entre las comunidades itálicas de la época, lo que concuerda con la tradición sobre la llegada de los Tarquinos a Roma.

 La crítica ha considerado como probables también otras posibilidades, especialmente la conquista militar, en la que una dinastía de conquistadores etruscos que instauran una dictadura militar .Esta idea de un despotismo militar etrusco representado por los tarquinos, como una etapa distinta a una monarquía original latina, menos poderosa es defendida por diversos autores, que  postulan que Roma fue gobernada por "condottieri" etruscos durante el siglo VI a.C. La ciudad habría caído sucesivamente bajo la influencia de Tarquines (Tarquinos), Vulci (Servio Tullio) y Clusium (Porsena). Aunque  es probable, que Roma haya sido conquistada en alguna ocasión por los etruscos, no podemos afirmar que justamente los Tarquinos hayan sido un grupo de conquistadores. Aunque la cosa cambia cuando pensamos en Servio Tullio y se vuelve prácticamente segura con Lars Porsena, no hay nada en Tarquino Prisco que nos haga pensar en un "condottiero".

 Tarquino Prisco sigue un patrón similar al que los Claudios adoptarán más adelante, se moviliza con toda su gens, obtiene del rey Anco Marcio tierra, una tribu y una curia. Tarquino asume un praenomen romano, cambiando de Lucumón a Lucio.  En la tumba de Vulci, Cneve Tarxunies rumax (Gneo Tarquino el romano) tiene también un praenomen latino y es explícitamente calificado como romano. El gentilicio Tarquino es latino, pudiendo apuntar a ciudad de Tarquinia, como quiere la tradición, o ser una latinización del nombre Tarcna, que se encuentra en varias tumbas de Caere.

La toma del poder de Tarquino Prisco no parece completamente legítima en todas las versiones. En efecto, parte de la tradición lo muestra apelando al pueblo, como un tirano griego. Sólo Dionisio menciona el interregno y la intervención del Senado, pero ninguno le muestra tomando auspicios. En efecto, por toda toma de auspicios está el episodio del águila en el camino. Es más, según la tradición habría tenido conflictos con los augures, especialmente con un tal Nevius.

 En el terreno militar y de las conquistas territoriales se puede considerar a Tarquino Prisco un digno sucesor de Anco Marcio. 

Se enfrentó a los latinos y tomó la ciudad de Apiola en el Lacio. Se cuenta que con el botín obtenido celebró unos grandes juegos (ludi romani) para conmemorar el triunfo obtenido. Motivado por algunos combates con los sabinos que pusieron en aprietos a su ejército decidió añadir nuevas centurias de caballería a las que en su momento había establecido Rómulo. Embarcándose en nuevos conflictos abatió el poderío de los sabinos y conquistó numerosas plazas dominadas por los latinos: Nomento, Ameriola, Cornículo, Crustumerio, Medulia y Cameria.


  El reinado de Lucio Tarquino Prisco coincide con un período donde la evidencia arqueológica denota un cambio fundamental en el desarrollo de las comunidades establecidas en lo que hoy denominamos Roma. Este, conocido como período IVB (630 hasta 580 a.C.), es probablemente el punto de inflexión en cuanto a la evolución de dichas comunidades en una ciudad unitaria. Durante  el período inmediatamente anterior (IVA 730-630 a.C.), la estructura de la comunidad del Palatino ha cambiado muy poco. Es básicamente un conjunto de cabañas rodeadas por un pequeño muro, con un área de entierros en el valle del Foro que la vincula a las demás comunidades ubicadas en los montes y colinas circundantes. Durante el período IVA hacen su aparición las "tumbas principescas", que concentran grandes cantidades de metales y cerámica de lujo en ritos funerarios de personajes de importancia, lo que atestigua una fuerte concentración de riqueza con la consecuente diferenciación de clases sociales. Esto se debe, probablemente, a la introducción de la arboricultura hacia el final del período, particularmente del olivo y de la vid  Lo más destacable de dicho período IVA es el surgimiento de núcleos palaciales sobre promontorios elevados que parecen ejercer el control de áreas determinadas, donde se agrupan las gentes y ejercen su predominio como ejes de sociedades aristocráticas

 Las comunidades latinas parecen verdaderas federaciones de grupos gentilicios. El período IVB, en cambio, constituye una verdadera revolución urbana. No es sólo que la casa de piedra y tejas hace su debut y desplaza a la cabaña como lugar de habitación, sino que nace un centro en torno al Foro que unifica el Palatino con el Quirinal y el Capitolio, esto es, la estructura urbana fundamental de Roma.

 El cementerio del Foro dejó de ser utilizado y se procedió a la desecación de la zona, hasta entonces frecuentemente inundada, mediante el relleno del área con más de dos metros de materia. Al mismo tiempo, se inicia la construcción de distintos templos de piedra, como la casa de las vestales, el comitium y la Regia. En la zona existen casas de piedra con pequeñas habitaciones de que pueden ser asociadas a la tarbernae veteres que Livio  atribuye a Tarquino Prisco. 

 Parte de la historiografía antigua conoce de esta labor de relleno artificial del Foro y su fijación como eje de la ciudad, pero la atribuye a Rómulo, lo que  es una constante. Tal vez un recuerdo mitológico de tal actividad es la supuesta lucha de Rómulo contra Metio Curcio, héroe epónimo del lago que inundaba el Foro.

 Al finalizar el período, el Foro se encuentra íntegramente pavimentado y por primera vez, podemos afirmar que Roma tiene un verdadero centro urbano, eje de la actividad política de la ciudad. Las obras públicas que la tradición atribuye a  Tarquino Prisco, en general, tienen un correlato arqueológico en qué apoyarse. Si la tradición le atribuye obras de desecación del valle del Foro y distintas obras de embellecimiento del mismo, la arqueología confirma que en esa misma época se iniciaron trabajos de importancia en el lugar. Si la tradición nos indica que reformó el culto de las vestales, la arqueología nos indica que en torno al 600 a.C. se comenzó la construcción de la casa de las vestales. Si la tradición nos indica una reforma en el número de senadores que trasluce una reforma a las curias, la arqueología nos muestra que hacia esa época se construyeron la Curia y el comitium.

 En la isla Tiberina se desarrolla el Forum Bovarium, próximo al puerto sobre el río Tíber y eje comercial de la ciudad. Aquí se ubicaba un nudo de caminos de importancia para el intercambio entre el área Lacial y Etruria. Roma se encuentra en una encrucijada de caminos que conduce las exportaciones etruscas de hierro de la isla de Elba a las ciudades de Magna Grecia evitando los riesgos del mar. Así el Forum Boarium era un gran mercado al aire libre por donde transitaban caravanas de carros llevando el metal hacia el sur.

Por otro lado, al ser el Tíber navegable, el Portus Tiberino permitía el contacto directo entre Roma y el comercio marítimo, posibilitando la importación de mercaderías a través de su curso. La importancia de este comercio queda confirmada por el tratado romano-cartagines del 509.

Esto se ve reforzado por el comercio de la sal, llevado al Forum Bovarium a través de la via Salaria, cuyo control parece estar definitivamente en manos romanas para este período.

 En otras palabras, el desarrollo del Forum Bovarium equivale a una fuerte explosión comercial que alteró la economía agropastoral de la zona. La producción de artesanía a gran escala y el auge del comercio permitieron el surgimiento de toda una nueva clase social cuya subsistencia no está directamente vinculada al campo. Es muy posible que un buen número de ellos fuesen inmigrantes, dada la porosidad de las sociedades latinas y etruscas en la época, y sobre todo por el surgimiento de un barrio etrusco (vicus Tuscus) aledaño al Forum Bovarium en esta época asociado a Tarquino Prisco, al menos por parte de la tradición.

 El surgimiento de un grupo humano independiente de la agricultura y centrado en la economía propiamente urbana es un hecho de particular importancia, toda vez que el campo parece dominado por los grupos gentilicios; seguramente este hecho marca un primer declinar de los mismos. En efecto, coherentemente con esta idea, puede observarse que la estructura de los asentamientos gentilicios cambia, disminuyendo su tamaño y ubicándose en la llanura, dentro de los núcleos urbanos. Llega incluso a desaparecer el ajuar funerario, notándose poca diferenciación entre las tumbas.

La riqueza gentilicia parece ser absorbida por el núcleo urbano, redistribuyéndose en beneficio de la ciudad lo que antes se atesoraba en las tumbas. La riqueza sale de la muerte para favorecer a la comunidad de los vivos. La ciudad nace y con ella los plebeyos, qui gentes non habent.

La crítica está dispuesta a reconocer en el instaurador de la dinastía etrusca grandes obras urbanísticas en la ciudad. Se lo estima fundador de la urbs y reformador de su aspecto externo, pero no como un organizador de la misma.

El ascenso al trono de  Tarquino Prisco inaugura una nueva fase de la monarquía en Roma, donde la centralización del poder en el rey termina por sobreponerse a los clanes gentilicios que hasta entonces tienen primacía. A través de la introducción del imperium será que transforme una aglomeración de clanes en una auténtica ciudad, brindando protección a los plebeyos al arbitrar sus diferencias con los viejos clanes gentilicios.  

La desecación del Foro, la construcción del Comitium y de la Regia se corresponden con la creación de un centro cívico, mientras que la fundación del Forum Bovarium es la aparición de un corazón económico en la ciudad. Estas mejoras espaciales son el reflejo de cambios ideológicos y jurídicos que se manifiestan físicamente en la constitución de tales centros neurálgicos. Un centro cívico supone la existencia de ciudadanos que lo necesitan. En este sentido, la labor de Tarquino se asemeja a un fundador, a un constituyente, más que a un mero constructor. 


Tarquino Prisco necesitaba afirmar su poder respecto al primitivo Senado gentilicio a fin de obtener una completa hegemonía sobre esa asamblea de reyes, de manera que, junto con introducir un poder nuevo procedente de las relaciones internacionales como es el imperium, aumentó el número de senadores introduciendo en él a sus propios partidarios, tal como la tradición postula. Lo verdaderamente relevante es que para llevarlo a cabo debió reformar la composición de las curias, pues ellas, como uniones de gentes, eran la clave para la formación del Senado, ya que sus miembros se elegían por curias


En efecto, la tradición está de acuerdo en que la cantidad de senadores quedará fijada en trescientos a partir de Tarquino Prisco, cifra que no variará hasta la crisis de la República en el siglo I a.C

Esta cantidad está en íntima conexión con el número de curias, pues los senadores son diez por cada curia, totalizando 30 curias. A pesar del carácter precívico de las curias, verdaderamente hay una fuerte artificialidad en la vinculación de tres tribus, treinta curias y trescientas decurias  kjlkl

Aunque la tradición lo atribuye a Rómulo la división de la ciudad en tres tribus y treinta curias, es también evidente que la cantidad de curias varió durante la monarquía, pues se distinguía entre curias antiguas (veteres) y nuevas (novae). 

Un número original de treinta es sumamente improbable, y sólo se llega a él sumando a las curias antiguas las nuevas. Lo cierto es que su número final fue de treinta. Algunos estiman que tal cifra sólo se habría alcanzado en la primera República, aunque nosotros tenemos razones para apuntar al período etrusco de la monarquía. En efecto, la cantidad de senadores compatible con la existencia de 30 curias (300, diez por cada curia o uno por cada decuria) sólo se alcanza a partir de Tarquino Prisco. Por otro lado, ya hemos comprobado que es bastante frecuente que la tradición atribuya a Rómulo acciones que con seguridad son de la monarquía Tarquina.

La construcción de la Curia, como del Comitium, puedan reputarse al 600 a.C., es decir, al gobierno de Lucio Tarquino Prisco

La táctica hoplítica entró en el Lacio desde Etruria. El más antiguo ejército romano parece estar representado por los colegios de los salios, agrupaciones de sacerdotes guerreros dotados de armamento propio de la edad del bronce.

Había dos colegios, uno, propio del Palatino, establecido en honor a Marte y atribuido a Numa y otro, en honor a Quirino y ubicado sobre el Quirinal, atribuido a Tulo Hostilio. La tradición sobre ambos, por su ubicación en la geografía religiosa de la ciudad y por ser su establecimiento sucesivo en el tiempo, concuerda con la unificación entre el asentamiento establecido sobre el Palatino y la comunidad del Quirinal.

Tanto los Salii Pallatini como los Salii Collini eran exclusivamente patricios, provenientes de los grupos gentilicios, y probablemente constituían el nervio de un ejército prehistórico, presidido por un rex que marchaba a la guerra sobre un carro. Al ejército primitivo es necesario añadir (siglo VII a.C.) una caballería de hoplitas montados que lucha junto al rex y que representa los estratos superiores de los grupos gentilicios. Este ejército es la unión de las milicias que cada gens individual aporta, constituyendo la expresión armada de la confederación gentilicia de Roma preestrusca. La táctica hoplítica constituye una revolución militar para la antigüedad. En efecto, los hoplitas no son guerreros individuales que se enfrentan en duelos heroicos al enemigo, sino más bien soldados ordenadamente formados y pesadamente armados. Su poder reside en la disciplina de hierro y en la perfecta coordinación para llevar adelante estrategias. Mientras la formación se mantenga el escuadrón hoplita tiene gran poder ofensivo y escasa vulnerabilidad, pero si su línea es rota, la batalla puede darse inmediatamente por perdida y la carnicería es inminente. En efecto, desde la introducción del hoplitismo, la batalla consistirá, básicamente, en un ordenado intento de romper la línea contraria.

 Tarquino Prisco, según la tradición, fue el introductor de los símbolos del imperium, lo convierte también en posibilitador de la táctica hoplítica, pues pone al ejército bajo un mando unificado.

La tradición, en el ámbito de la milicia, le reconoce un papel más bien modesto a Tarquino Prisco. Al respecto, habría intentado añadir a las antiguas centurias de caballería otras nuevas y llamarlas con su nombre, pero ante la oposición del augur Atto Navio, debió simplemente conformarse con duplicar las ya existentes. El episodio es extraño, pues aquí las tres centurias de caballería se identifican con las tribus "romuleas" en que el mítico fundador de la ciudad habría dividido la población.

Sabemos que en etapa histórica, entre las dieciocho centurias de caballeros existían seis llamadas sex suffragia por ser las primeras en votar dentro de la constitución centuriada. Estas centurias se dividían en priores y posteriores, dos Ramnes, dos Tities y dos Luceres. Esto debe entenderse como centurias de vanguardia y de retaguardia

El pueblo se encontraría igualmente dividido en esta manera, existiendo seis vestales, una para cada centuria sea anterior o posterior. El número triádico de vestales (seis) sólo se alcanza con Tarquino Prisco, pues con anterioridad serían sólo cuatro las vírgenes.

 Estas centurias dobles están asociadas a Tarquino Prisco, quien habría reformado la caballería y aumentado su número. La tripartición es artificial y debe ser atribuida al rex. La tradición, con elevar de cien a trescientos los senadores demuestra que la ciudad no nace con esta división triádica, sino que es obra de los reyes.

El origen etrusco de los nombres de las tribus está atestado en las fuentes antiguas. La única explicación natural para tales nombres es que dicha división en tribus sea obra de los mismos etruscos. Además, la división en tribus de las ciudades está asociada a los rituales etruscos, de igual manera que las curias y centurias. 

Bajo el gobierno de Tarquinio, el rex adquirirá una independencia jurídica del Senado, pues su poder deja de estar basado en los auspicia que de los líderes gentilicios recibe, sino que se funda en el imperium, un poder de mando colectivo obtenido de las treinta curias, como de las treinta ciudades el líder de los latinos obtenía el suyo en las relaciones internacionales.

Antes, el rex latino era nombrado por un Senado gentilicio cuyo poder, los auspicia, era patrimonio reservado de los patricios. Con Tarquino Prisco el rex, dotado de imperium, se superpone al poder religioso de las gentes y sienta las bases de la primera religión ciudadana, el culto a Júpiter sobre el Capitolio. Tal vez por ello es que la tradición nos muestra a este rey enfrentado a los augures. En efecto, Tarquino es el primero de los reyes que omite tomar auspicios y el único que, en su intento de introducir reformas, debe enfrentar oposición de un augur. Incluso la tradición imputa al rey el asesinato del augur.

A diferencia de Tarquino, Rómulo es presentado como augur[ y dotado de auspicios. Es un héroe latino, descendiente de Eneas y como tal representa lo que la ciudad quiere ser y a lo que aspira a convertirse. Tarquino, en cambio, es etrusco y fundador de la dinastía que será expulsada en una revolución conservadora para crear la República. Su sólo nombre es incómodo y la mutilación de su recuerdo para construir al mítico Rómulo fue un sacrificio necesario.

Sin embargo, a la sombra de Rómulo sobreviven no sólo algunas duplicaciones que hacen sospechar la verdadera magnitud de la obra de Tarquino, sino que incluso debe ser ayudado por un etrusco Lucumón (como Lucumón Tarquino) en la lucha por la unidad ciudadana contra los sabinos.

Es más, Caele Vibenna, héroe etrusco que la tradición tirrena liga a la muerte de Tarquino y el ascenso de Servio Tullio, aparece también asociado a Rómulo. Tarquino debe morir para que viva Rómulo. Es el destino de la semilla del fundador: ser destruida para florecer.

Murió asesinado por dos pastores escogidos por los dos hijos de Anco Marcio como venganza a la infamia que Tarquino el Antiguo había promovido para alejarlos del trono. Fue sustituido por Servio Tulio también de origen etrusco el cual su nominación como rey estuvo envuelta en la leyenda y en los presuntos presagios que le acompañaron desde su infancia.


Servio Tulio: sexto rey de Roma  578 -534 a.C.    

Según Dionisio de Halicarnaso, Servio Tulio era hijo de Ocresia, una esclava de Tarquinio Prisco, y fue criado en el palacio. Siendo aún un niño, su cabeza se encendió con llamas sin que le pasara nada y gracias a ello se ganó el favor de Tarquinio Prisco y su esposa. Así fue como fue ascendiendo hasta el punto de incluso tener cargos dentro del gobierno de Roma. Además, también le unía al rey el casarse con su hija Tarquinia.  

Cuando Tarquinio Prisco fue asesinado por los hijos de Anco Marcio, Servio Tulio tomó el poder ascendiendo así al trono. Aunque fue de forma irregular, pues no tuvo ni voto del pueblo ni aprobación por parte del Senado. 

Durante su reinado, Servio Tulio realizó grandes reformas: la primera que se le atribuye es la de las conocidas como murallas servianas o muros servianos, aunque la arqueología no ha podido confirmar que verdaderamente se realizaran. 


También se le atribuye a Servio Tulio la instauración del Pomerium, es decir, el límite sagrado de la ciudad. Según Varrón, el Pomerium estaba marcado por mojones de tierra que delimitaban las cuatro regiones de la ciudad: Suburana, Esquilina, Colina y Palatina. 

Conforme a estas regiones, el rey también hizo una reforma en las tribus correspondiéndose con las regiones. Así mismo, organizó la población en centurias y cuando tuvo esta reforma lista, elaboró un censo que contaba con 6000 ciudadanos. 

Realizó también una reforma en el ejército variando el modo de reclutar las centurias que formaban el grueso del ejército. 

En cuanto a obras públicas, se le atribuye la creación del templo de Diana en el Aventino. 

Servio Tulio murió asesinado por parte de su yerno Lucio Tarquinio, se cree que en el año 534 a.C., después de 44 años de reinado desde el año 578 a.C.    

Reformas de Servio Tulio

Servio Tulio  decide resueltamente enfrentar las fuertes oposiciones que se le presentaron a su antecesor y que estaban haciendo imposible las reformas necesarias y urgentes para proteger a Roma de futuras invasiones

 Reformó  la organización de la Roma de los inicios para entrar a la conquista de nuevas tierras y la defensa de las propias. Roma había crecido enormemente y era difícil su administración bajo las decisiones de los patricios dominantes.

 Para evitar problemas, no se metió con la organización patricia conformada por las tres tribus que fundaron la ciudad de Roma y en cuya estructura se apreciaban todos los beneficios de la Monarquía y el pago de los impuestos (los Ramnenses; los Titienses; y, los Luceres). Tampoco afectó -mediante reformas-, la figura de los comicios por curias consecuencia de la formación de las tribus.

 “Pero establece una nueva división del pueblo, fundada no ya sobre el origen de los ciudadanos, sino sobre la fortuna de ellos, comprendiendo el conjunto de la población. Los plebeyos, fueron de este modo llamados a concurrir con los patricios al servicio militar, al pago de los impuestos y asimismo a la confección de la ley dentro de las nuevas asambleas, los comicios por centurias”

 

1. Dividió el territorio de Roma en cuatro regiones llamadas tribus urbanas. El campo de Roma lo dividió en tribus rústicas.

 Esta división no tuvo en cuenta la etnia ni la clase social, tuvo en cuenta la geografía y la parte administrativa. Cada una de las nuevas tribus comprendía a todos los ciudadanos domiciliados en cada una de ellas. No importaba si esos ciudadanos eran patricios o plebeyos.

 

2. Estableció el censo. Obligó a todos los jefes de familia inscribir su nombre en la tribu donde estuviera establecido su domicilio. Ese juramento debía incluir su nombre, su edad, el nombre y la edad de su mujer y de sus hijos. De igual forma debía inscribir el valor de su fortuna registrando el número de esclavos a su haber. De estas inscripciones se llevaba un registro que debía ser renovado cada cinco años. Cada jefe de familia tenía su propio capítulo en el registro que se llamaba caput.

 La sanción para quien no se registrara en el censo (incensus), era la esclavitud y la pérdida de sus bienes que eran finalmente confiscados.

 3. Una vez Servio Tulio conoció el haber económico de cada familia, estableció sobre esa información una nueva repartición de la población, desde el punto de vista del servicio militar y del pago del impuesto.

 Y, así comenzó lo que hoy tenemos, la división de los ciudadanos por clases, según su patrimonio. Servio Tulio estableció la división de la siguiente forma:

 

- Primera clase: Quienes tuvieran por lo menos 100.000 ases. Es decir, en esta clase quedaron los más ricos.

- Segunda clase: 75.000 ases.

- Tercera clase: 50.000 ases.

- Cuarta clase: 25.000 ases.

- Quinta clase: 11.000 ases.

 

Estas clases sociales fueron divididas a su vez, en centurias. Cada centuria estaba conformadas por:

 

- Centurias de juniores: patricios y plebeyos de 17 a 46 años cumplidos.

- Centurias de seniores: patricios y plebeyos de 46 a 60 años cumplidos.

 

Las clases sociales quedaron conformadas por centurias de jinetes que conformaron el ejército regular de Roma, de la siguiente forma:

 

- Primera clase: Se conformaron 80 centurias de jinetes para esta clase.

- Segunda clase: Se conformaron en la época de Servio Tulio, 20 centurias de jinetes en esta clase.

- Tercera clase: 20 centurias de jinetes.

- Cuarta clase: 20 centurias de jinetes.

- Quinta clase: 30 centurias de jinetes.

 

No obstante, para Servio Tulio, era necesario fortalecer el ejército con 18 centurias de jinetes adicionales y para ello reclutó 6 centurias de jinetes tomadas de los patricios y 12 de los plebeyos, pero de aquellas familias plebeyas que hubieran registrado mayor riqueza en el caput.  

 Para proteger al ejército de Roma decidió tomar de las familias más pobres gente y constituyó 5 centurias adicionales, a manera de personal de acompañamiento de los soldados. La función de este sequito era servir de obreros, o bien para llenar los vacíos de las tropas regulares (accensi o velati).

 

Así las cosas Servio Tulio de la totalidad de los ciudadanos registrados, conformó 193 centurias.

 Como se requería dinero para soportar la carga económica de la nueva organización por centurias, Servio Tulio estableció que todas las cinco clases debían pagar impuestos. También debía pagar impuesto quien tuviera por lo menos 1.500 ases; estos últimos contribuyentes fueron llamados assidui (de assemdare).

 Solo quedaron exentos de pagar impuestos aquellos ciudadanos que hubieran registrado un patrimonio de 1.500 ases y eran llamados capite censi o proletarii  (de prolem dare). Es decir, la figura de proletariado que se mantiene hasta nuestros días proviene de la clasificación de Servio Tulio.

 El proletariado romano se contaba para efectos de registro “no por su riqueza” sino por el número de cabeza y por el número de hijos que el padre de familia pudiera portarle al Estado.

 

 Séptimo rey de Roma: Tarquinio el Soberbio ( 534-509 a. C)

 

 La historia tradicional de los orígenes de Roma gira en torno a una fecha crucial: el año 509 a.C., en que fue derrocado el último de los siete reyes que gobernaron la ciudad desde la época de Rómulo, dos siglos y medio atrás, para dar paso a la República

. Ese último rey de Roma llamado Tarquinio y conocido por  la tradición histórica romana como «el Soberbio», diferenciándolo así de otro Tarquinio que había reinado en Roma unas décadas antes, Tarquinio Prisco. 

  En  la memoria histórica de la Roma republicana Tarquinio el Soberbio encarnó los peores vicios de la monarquía y fue visto como un modelo de tirano y enemigo de la patria.

 Sin embargo, durante el gobierno de su último rey etrusco, Roma vivió un gran auge económico y cultural, un gran desarrollo urbanístico y una expansión territorial sin precedentes. El prestigio militar de Tarquinio, la fuerza política de su monarquía y el apoyo de las ciudades etruscas más poderosas garantizaron la supremacía de Roma en el Lacio y contribuyeron a que la ciudad se convirtiese en la máxima potencia en la región del mar Tirreno. Resulta difícil determinar cuál de las dos visiones antagónicas de Tarquinio se aproxima más a la realidad. De hecho, conocemos muy poco sobre su gobierno y a veces las noticias están cubiertas por el velo de la fantasía.

 Los historiadores Tito Livio y Dionisio de Halicarnaso narran con gran detalle el ascenso de Lucio Tarquinio al poder. 

El rey Servio Tulio, ejemplo de gobernante honrado y benefactor del pueblo, tenía dos hijas, ambas de nombre Tulia, pero de personalidades contrapuestas: si una era de carácter dulce, la otra destacaba por su arrogancia. Ambas fueron entregadas en matrimonio a Lucio Tarquinio y a su hermano Arrunte, también de temperamento opuesto; sólo que la joven apacible se casó con el Soberbio y la arrogante se convirtió en esposa de Arrunte. Pronto Tarquinio y su cuñada eliminaron a sus respectivos cónyuges y contrajeron matrimonio. Instigado por su nueva esposa, Tarquinio comenzó a desacreditar a su suegro, hasta que en una ocasión se rodeó de un grupo armado y, sentado frente a la Curia, se proclamó heredero del trono de su antepasado Tarquinio Prisco, que había muerto asesinado. Servio Tulio, sin escolta y privado del apoyo del Senado, fue asesinado por los sicarios de Tarquinio. Su cuerpo quedó abandonado en una calle vecina al foro, el clivus urbius. Su hija Tulia dio muestras de su impiedad arrollando con su carro el cadáver de su padre.

 Livio presenta el gobierno de Tarquinio como una auténtica tiranía. El rey, escribe, «hizo matar a los senadores más importantes que sospechaba habían sido partidarios de Servio» y gobernó sin aceptar más consejo que el de sus propios familiares. Él mismo decidía las causas que implicaban la pena capital, de modo que «estaba en su mano ejecutar, desterrar y privar de bienes». Iba siempre rodeado de guardaespaldas, pues sabía que «tenía que afirmar su poder sobre el miedo».

 Hoy día, los historiadores interpretan la entronización de Tarquinio de diversas formas. Por ejemplo, se ha planteado que existían en Roma dos facciones, una factio Tarquinia partidaria de los ideales aristocráticos, y otra favorable a los innovadores movimientos sociales y políticos de Servio Tulio, quien, entre otras cosas, organizó al pueblo romano en tribus, dando así una base popular al ejército. Asimismo, se ha comparado el gobierno de Tarquinio con las tiranías griegas arcaicas, con todas sus luces y sombras. Se trataba de un despotismo basado en un poder absoluto, en el que los reyes estaban protegidos por un amplio aparato de seguridad y manifestaban un particular amor al fasto. También era característico de estos tiranos el empeñarse en aventuras internacionales y en grandes programas urbanísticos.

 En cuanto a esto último, se sabe que Tarquinio el Soberbio impulsó en Roma el desarrollo de infraestructuras urbanas y de numerosos edificios civiles y religiosos. Ejemplo de ello fue la construcción del gran templo de Júpiter Óptimo Máximo en el monte Capitolino, en la que participaron los mejores artesanos etruscos y la plebe romana. Tarquinio hizo erigir también las tribunas del Circo Máximo, que ya se había comenzado a edificar en tiempos de Tarquinio Prisco. A fines del siglo VI a.C. se terminó asimismo la excavación de la Cloaca Máxima, una imponente obra de ingeniería hidráulica que permitió resolver definitivamente el peligro de las inundaciones a las que el foro estaba expuesto, dado que se hallaba en una zona pantanosa en la que confluían las aguas de los montes circundantes.

 En relación con la política exterior, Tarquinio continuó el proyecto de expansión territorial diseñado por su predecesor. Su principal objetivo fue el control de las ciudades latinas y etruscas que se hallaban en territorio fronterizo o en zonas de importancia estratégica, para así contener el avance de volscos, sabinos y ausonios, considerados enemigos de Roma. Primero conquistó Pomezia, que lindaba con territorio volsco; con su botín se inició la construcción del templo de Júpiter en Roma. Después, el monarca emprendió la conquista de Gabii, ciudad que defendía de los sabinos el lado oriental del Lacio. Para ello, al parecer Tarquinio se sirvió de una atrevida estratagema. Su hijo menor, Sexto Tarquinio, buscó asilo político en Gabii, fingiendo huir de las atrocidades de su padre. Tras ser acogido en la ciudad y convertirse en un hombre prominente, reveló sus verdaderas intenciones: eliminó a los representantes de la ciudad, confiscó sus propiedades y esquilmó al pueblo. La ciudad, exhausta, se entregó a Roma sin resistencia. Tampoco sabemos hasta qué punto esta historia sucedió como la contaron los cronistas romanos. En todo caso, los privilegios legales de los que gozó Gabii en los siglos posteriores parecen apuntar a que la ciudad fue anexionada a Roma más o menos amigablemente en época monárquica.

Para cerrar el anillo de protección del Lacio, Tarquinio se aseguró asimismo el control de Tusculum mediante el matrimonio de una de sus hijas con el tusculano más destacado, Octavio Mamilio, que se decía descendiente de Ulises. Además de Pomezia, Gabii y Tusculum, Roma dominaba Circeo y Signa, y contaba con la alianza de los pueblos latinos de Aricia, Lanuvio, Laurentium, Cori, Tíbur y Ardea.

Tradicionalmente, el fin de Tarquinio el Soberbio se relaciona con un episodio violento protagonizado por su hijo Sexto: la violación de Lucrecia, una patricia romana casada con un pariente del propio rey. El suicidio de la joven tras el ultraje suscitó tal indignación que los romanos, liderados por Bruto, un sobrino de Tarquinio, decidieron prohibir el regreso del rey –que en esos momentos se encontraba en una campaña militar contra Ardea– y expulsar de la ciudad a todos los miembros de su familia. Según la tradición, Lucio Junio Bruto y Tarquinio Colatino, convertidos en libertadores del pueblo, se proclamaron cónsules, una nueva magistratura anual que sustituía a la figura del monarca. Quedaba así abolida la monarquía y daba inicio el sistema republicano. Naturalmente, éste es un relato legendario, elaborado mucho después de los acontecimientos. Los historiadores actuales han propuesto diversas hipótesis sobre la caída de Tarquinio: una revolución interna, la amenaza de otro líder etrusco, la reacción latina a la supremacía etrusca, o una evolución más gradual por la que la vieja aristocracia fue sustituida por la nobleza de corte que se desarrolló en torno al «tirano».

Tras su expulsión de Roma, los Tarquinios buscaron refugio en ciudades etruscas aliadas. Sexto Tarquinio acudió a Gabii, donde fue asesinado; dos de sus hermanos se refugiaron en Caere, y Tarquinio el Soberbio buscó asilo en su tierra natal, Tarquinia, donde empezó a tramar la restauración de la monarquía en Roma. Inicialmente, Tarquinio trató de organizar una conjura por medio de legados enviados a Roma a reclamar las propiedades de la familia real. En el complot se involucraron numerosos jóvenes contrarios al nuevo sistema republicano, entre ellos los hijos del cónsul Junio Bruto. Pero la intriga fue denunciada, las propiedades reales fueron confiscadas y se condenó a los conjurados a ser azotados y decapitados públicamente.

El monarca exiliado organizó entonces un ejército con tropas de Tarquinia y Veyes y atacó Roma. Sin embargo, fue derrotado y en la batalla perdió la vida uno de sus hijos, Arrunte Tarquinio, aunque por parte de la República también falleció el cónsul Junio Bruto. Los Tarquinios pidieron asilo y apoyo a Lars Porsena, rey de Clusium. Porsena marchó con sus tropas contra Roma, pero la heroica resistencia de Horacio Cocles, Mucio Escévola y de la joven Clelia lo llevó a firmar la paz con Roma y a negar su ayuda a Tarquinio. De nuevo en el exilio y ya anciano, el Soberbio se refugió en Tusculum, en la corte de su yerno Octavio Mamilio, quien instigó a treinta ciudades latinas a coaligarse contra Roma. En la batalla del lago Regilo, la caballería y la infantería romanas, guiadas por Aulo Postumio y Tito Ebucio, vencieron a las tropas etruscas y latinas, comandadas por Mamilio, Tarquinio y uno de sus hijos.

Fue el golpe final para el viejo rey. Cuenta Dionisio de Halicarnaso que ni latinos, ni etruscos ni sabinos quisieron acoger a Tarquinio, quien, cumplidos ya los 90 años, encontró refugio en la corte de Aristodemo el Malvado, tirano de Cumas. Allí murió y fue sepultado a los pocos días.







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