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El valle del Rift, nuestro primer hogar

El gran valle del Rift se extiende por catorce países de Africa Oriental: Eritrea, Etiopía, Yibuti, Sudán del Sur, Kenia, Uganda, República Democrática del Congo, Ruanda, Burundi, Tanzania, Malaui, Mozambique, Zambia y Zimbabue

En el años 2018, en el condado keniata de Narok, apareció una grieta de 15 metros de profundidad y hasta 20 de ancho, que destrozó carreteras, tendidos eléctricos y viviendas. No era magia, ni el aparatoso trailer de una nueva película de catástrofes: era el continente africano rompiéndose por las costuras.
Una grieta de esta magnitud no se forma en una sola noche. El proceso de fracturación de placas y apertura oceánica (“rifting”) en África Oriental está ocurriendo a una velocidad de aproximadamente 0.25 pulgadas por año o, en otras palabras, casi imperceptible. También sabemos a partir de imágenes aéreas que esta característica estuvo presente antes de esta revelación masiva. 
¿qué sucedió para que apareciera la grieta de manera repentina? La respuesta es simple: lluvia.

Para entenderlo en profundidad debemos retroceder mucho tiempo atrás. Al momento exacto en que, hace más de 30.000 años, algo hizo crack en África Occidental.
Comenzaba una fractura de casi 5.000 kilómetros que, según llevan explicando décadas los geólogos, acabará por dividir el continente en dos y podría crear un mar completamente nuevo.

Yves Coppens, fue un  paleontólogo bretón que propuso la hipótesis que explica la aparición de los homínidos bípedos. Dicha teoría, bautizada por el mismo Yves Coppens como East Side Story (en una clara alusión cinematográfica) explica que hace 7 millones de años el antepasado común de los humanos y los chimpancés vivía en la selva del continente africano. 
Mediante procesos tectónicos y producto del choque de las placas somalí, india, arábiga y euroasiática, a la altura del África Oriental, se formó el Gran Valle del Rift (o Rift Valley), falla que se extiende desde Mozambique hasta Turquía, con 4.850 km de longitud.
A medida que va pasando el tiempo la corteza terrestre es derretida por el magma derretido que asciende a la superficie, se va formando una larga zanja con laderas que tienen una gran pendiente.
La zona rocosa central regularmente se va fragmentando, con lo cual se crean fallas en las que los bloques de roca ejercen un deslizamiento vertical. En muchas áreas estos bloques se hunden formando un graben, que es una larga depresión que limita en ambos lados por fallas normales paralelas.

La formación y aparición de las cadenas montañosas asociadas al Rift Valley acabó modificando el paisaje del África Central. 
En efecto, los vientos que arrastraban la humedad que permitía la formación de la selva desde la costa atlántica a la índica, y que tenía un recorrido de oeste a este, dejaron de atravesar África.
Rift Valley dividió dos “mundos” claramente diferenciados, separando de forma abrupta África occidental y central (caracterizada por ambientes húmedos y forestales) del este africano (caracterizada por ambientes más secos, áridos y abiertos -tipo sabana-)



En la parte oriental del Rift Valley encontramos las típicas sabanas africanas, donde viven el búfalo africano, el ñu, la jirafa o el león; y en la oeste acoge selvas, que son el hábitat de chimpancés y gorilas, entre otros.

Ahí también se puede ver el volcán Kilimanjaro, que es una montaña situada al noroeste de Tanzania formada por tres volcanes inactivos (Shira que se encuentra al oeste y tiene una altitud de 3962 metros, Maswenzi que está en el este y mide 5149 metros de altitud y el Uhuru que está en medio de ambos que tiene una altitud de 5891,8 metros), además de algunos de los lagos de agua dulce más grandes del continente, como el Turkana, el Tanganica o el Malawi.

Como consecuencia de la separación ejercida por el valle del Rift, en el este del continente el clima es más seco que en el oeste, motivo por el cual en esta parte de África apareció primero la sabana,  con lo que los simios que vivían en árboles debieron de hacerse terrestres, aprendiendo a caminar sobre sus dos patas traseras que hoy conocemos como piernas.


 Los hominoideos que se quedaron en el “lado oeste” han sobrevivido hasta la actualidad en especies como los chimpancés y los gorilas (la otra rama evolutiva).

 Sin embargo, los que se quedaron aislados en el “lado este”, al desecarse la zona, los ejemplares experimentaron una serie de adaptaciones evolutivas que los llevó al desarrollo del género Homo. 

África oriental es el punto de origen de la mayor parte de las especies de homínidos

Las pruebas que sustentan esta hipótesis son el hallazgo en el este de África de los fósiles con mayor antigüedad.
 A partir de este foco del Rift las especies de homínidos, junto a otros mamíferos, comenzarían a dispersarse algo antes de los 3 millones de años, especialmente hacia el sur del continente  a través del corredor natural que constituía la región de Malawi. 

Las migraciones no serían unidireccionales, y así se propone una dispersión de especies entre 2,7 y 2 millones de años desde Sudáfrica hacia el Rift que incluiría entre otras a unos hipotéticos antecesores de Homo y Paranthropus.

Después de los 2 millones de años  el interés de los científicos busca nuevas rutas para la dispersión de los homínidos, lo que se confirma mediante la identificación de restos humanos y arqueológicos de comienzos del Pleistoceno inferior ( entre dos millones y setecientos millones de años) en Dmanisi en Georgia y en algunos yacimientos asiáticos, que sugieren una rápida irradiación del género Homo desde su punto de origen en África oriental. 
 

Esta es una zona magnífica para conocer más el pasado más remoto del ser humano, ya que la gran grieta ha dejado al descubierto cientos de metros de estratos geológicos, de modo que se han podido encontrar miles de fósiles humanos para estudiar nuestro origen como habitantes del planeta tierra.



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